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Una retrospectiva de Cristóbal Toral se muestra en México

La exposición recorrerá ocho países

Cristóbal Toral (Antequera, 1940) decidió desde muy joven labrarse una carrera solitaria, profundamente comprometida con su propia idea de la pintura. Con más convicción que soberbia, rechazó apuntarse a todos los movimientos de vanguardia que se desarrollaron a su lado y, pese a las críticas, siguió fiel a su realidad. Una retrospectiva integrada por 60 obras se exhibe ya en México y visitará después ocho museos latinoamericanos.

La singular trayectoria de Cristóbal Toral puede ser contemplada en Latinoamérica a través de la gran retrospectiva que se presenta actualmente en el Museo del Palacio de Bellas Artes de México, hasta, el 28 de septiembre, y que continuará su itinerario por otros ocho museos de arte moderno iberoamericanos a lo largo de dos años y medio.Cristóbal Toral ha querido conjugar en su pintura dos dimensiones que se oponen y se complementan: el sentido del vacío y el enigma de lo íntimo., En el fondo, confiesa, el elemento central de su vida y de su pintura es la soledad. "Aprendí desde pequeño lo que era la soledad y aprendí a disfrutarla. Mi familia la componíamos mi padre y yo. Vivíamos en el campo y él era carbonero". "Ibamos solos por los encinares", recuerda. "No podía jugar con otros niños y desde entonces fui muy independiente. Me gustaba mirar las éstrellas. Quizá por eso valoré tanto la llegada del hombre a la Luna". Y ahí enlaza con su posición frente a los movimientos de vanguardia que se formaban a su alrededor: "Me emocionaba mucho más la aventura del hombre en el espacio que la estética de El Paso".

Sus estudios de Bellas Artes en Madrid, gracias a una beca, no le apartaron de las viejas obsesiones. "Los pintores de mi generación estaban preocupados por lo que sucedía en el exterior, en otros países. A mí siempre me ha interesado más la realidad que la estética de los otros", afirma Toral.

Ante la alusión a dos artistas como Christo, con sus envoltorios y embalajes, y Lucio Fontana, con sus hirientes telas rasgadas, recursos dramáticos que Toral ha utilizado durante distintas etapas de su carrera, el pintor andaluz quiere desmentir. a quienes lo sitúan como enemigo del arte innovador del siglo XX. "'Yo he tenido dos grandes referencias en mi pintura: por un lado, están los maestros del pasado, como Velázquez o Rembrandt, y por otro, he seguido muy de cerca todo lo importante que ha surgido en., el arte de mi tiempo. Lo que cuenta es que la obra final llegue a emocionar, no importa la técnica ni el medio".

Situado dentro de la corriente realista, Toral cree estar dentro de ella sólo de forma muy general. "No pertenezco a la escuela de Madrid, con los López; ni al realismo fotográfico norteamericano", dice, "cada artista se obsesiona con una, determinada realidad". La realidad de Cristóbal Toral está marcada por símbolos como maletas y muebles amontonados ("el desarraigo, la emigración"), mujeres en interiores anónimos, manzanas que orbitan suspendidas. Una atmósfera siempre misteriosa, de argumento en suspenso. "Para mí es muy importante que la gente conozca mi obra, y esta exposición va a permitir que la vea mucha gente", concluye. La muestra recorrerá en los próximos meses los museos de Caracas (Venezuela), Bogotá (Colombia), La Paz (Bolivia), Asunción (Paraguay), Lima (Perú) y Santiago de Chile.

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