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22.000 personas acuden en Módena al "show" lírico de Carreras, Domingo y Pavarotti

La recaudación se destinará a la reconstrucción del Liceo y de La Fenice

Módena, última parada del tren de alta velocidad de los tres tenores antes de su llegada a Barcelona el 13 de julio. Veintidós mil espectadores llenaron anoche el estadio Braglia, en Módena, para asistir al show lírico de Carreras, Domingo y Pavarotti en la patria chica de este último. Entre los invitados de honor figuraban Michael Jackson -que esta noche actúa en el estadio San Siro, de Milán-, Stefania Sandrelli, Omella Vanoni y el inevitable Franco Zefirellí. También acudieron los alcaldes de Venecia, Massimo Cacciari, y de Barcelona, Pasqual Maragall, ya que la recaudación se ha destinado a la reconstrucción de Fenice y el Liceo, hermanados por sus respectivos incendios.

Los italianos, siempre propensos a no dejar tranquilas las palabras, llaman a este concierto, el 14º de la gira mundial que ha llevado a los tres tenores por tierras de Asia, América y Europa, il concertone. Llevan razón: todo lo relacionado con este acontecimiento musical, deportivo y, por encima de todo, televisivo, es grande. Por ejemplo, la recaudación: unos 3.200 millones de liras irán a los dos teatros quemados (en pesetas, la cosa ya parece más normal: unos 150 millones para cada uno). O los metros cuadrados de escenario: 550. O el servicio de seguridad: 100 fornidos jóvenes de una empresa alemana que, en su mayoría, han seguido a los tenorissimi por todos los rincones del mundo. Desde el concierto de Caracalla, en julio de 1990 y de cuyo disco se han vendido 12 millones de ejemplares -récord para una grabación presumiblemente de música clásica-, las cifras no han dejado de crecer y crecer.El concierto de ayer estaba relacionado con otro acontecimiento único que también tiene lugar estos días en Módena, impulsado por el tenor local: una competición deportiva de gran rango internacional, esta vez con caballos. Conocida es la afición de Pavarotti por los équidos. Pues bien, a las afueras de Módena el artista posee un gran centro, el Pavarotti International Horse Show, con cuadras, restaurante, pista de salto y demás instalaciones. Fue allí donde el lunes él y Plácido Domingo ofrecieron una multitudinaria conferencia de prensa para presentar el espectáculo (el lírico, no el hípico). Faltaba Carreras: un resfriado le obligó a cancelar un recital el viernes en Londres y hasta última hora estuvo dudando si acudir a Módena o no. Al final lo hizo, y llegó justo para el ensayo general en el estadio, donde cantó a media voz y con frecuentes ataques de tos.

No hay duda de que el clima que reina entre los tenores es de gran amistad. Hasta tal punto que Pavarotti dijo que, por él, ya dejaría de lado todas sus otras acciones -cada vez más reducidas, por cierto- para dedicarse en exclusiva al trío con sus amigos españoles.

Una ópera

La gira mundial, tal como ha sido concebida, concluirá el 5 de enero en la Gala de Reyes del Teatro Real de Madrid. Luego tendrá una coletilla, reformada para la ocasión, en París, el 11 de julio, con motivo del Mundial de fútbol. De momento no hay más proyectos, aunque Domingo, en la conferencia de prensa, habló de que quizá su hijo, compositor, podría escribir en el futuro una ópera para tres tenores. También podría hacerlo Lalo Schifrin, autor de los medley (popurrís) que los tenores incluyen en sus conciertos. O, si no, alguien saldrá (¿Andrew Lloyd Weber?). El caso es que no decaiga el espectáculo.El concierto de ayer fue retransmitido en directo por la televisión italiana. La presentación corrió a cargo de una popular locutora italiana a lo Rafaella Carrá (melena rubia, dientes blancos, abundante delantera), Milli Carlucci. Dos pantallas gigantes a lado y lado de la escena se encargaban de completar la sensación del espectador de hallarse en un macroplató de una de las cadenas de Berlusconi. Pero Pavarotti, en un artículo de su puño y letra publicado ayer en Il Resto del Carlino, diario que junto con Il Giorno y La Nazione han patrocinado la gala de Módena, salía ayer al paso de las objeciones en los siguientes términos: "Si algunos críticos no aman este tipo de experimentos, simplemente que no nos escuchen". Él y sus dos amigos se divierten, el público se divierte y encima el espectáculo se dedica a una causa noble, añadía. ¿Puede pedirse más?

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