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El debate sobre la liberación de los presos del MRTA frena las conversaciones de Lima

Las conversaciones entre el Gobierno peruano y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) vuelven a chocar con el escollo de la liberación de los presos emerretistas, punto que las autoridades se niegan siquiera a considerar. Ayer, al término de tres horas largas de reunión, el comunicado leído por monseñor Juan Luis Cipriani, portavoz de la comisión de garantes que supervisa el diálogo, fue menos alentador que el del viernes. "Los garantes van a hacer una propuesta para continuar las conversaciones" explicó un Cipriani mucho menos animado que el día anterior.

Esta tercera reunión estaba convocada para hacer avanzar la definición de los puntos de la agenda. Sin embargo el escueto comunicado leído al término de las más de tres horas que duró la entrevista, reveló que lo más difícil de esta etapa inicial había comenzado. Gobierno y MRTA chocaron a la hora de determinar si la liberación de emerretistas presos sería incluida como otro de los asuntos que se tratarán en las negociaciones.Los observadores señalan que, además de no fijarse fecha para una nueva reunión, en el comunicado de ayer volvía a in sistirse (por tres veces) en la idea de que las actuales conversaciones son "preliminares". Ese calificativo había desaparecido del comunicado leído tras la segunda reunión, valorada como "positiva" por los garantes.

Existe ahora la expectativa de saber si el Gobierno peruano cederá en el condicionamiento planteado semanas atrás por el presidente, Alberto Fujimori, en el sentido de que si el MRTA insiste en poner la liberación como punto de agenda no habría negociaciones. Aunque desde la formación de la comisión de garantes Fujimori no ha vuelto a decir lo mismo, sí ha declarado en todos los tonos que no habrá un solo rebelde liberado.

Mayor tranquilidad

A esta radicalidad verbal del presidente, Néstor Cerpa, el líder del MRTA en el recinto diplomático asaltado -donde aún permanecen 72 rehenes-, contestó también por intermedio de la prensa que su petición de liberación de presos es irrenunciable. Ha trascendido que los garantes han pedido a ambos -mandatario y rebelde- que por el momento dejen de amenazarse para que las primeras reuniones puedan realizarse en un clima de mayor tranquilidad. El representante del MRTA en el diálogo sigue siendo el experto en armas y explosivos Roli Rojas, de 32 años, apodado El Arabe, cuyos estudios de Sociología en la década de los ochenta fueron mencionados por Fujimori como un aspecto positivo para la negociación. A 60 días del asalto a la residencia japonesa, Rojas está dialogando con Domingo Palermo, delegado del Gobierno peruano; Anthony Vincent, embajador de Canadá en Lima, y Juan Luis Cipriani, obispo de Ayacucho y representante del Vaticano.En condición de observador, sigue también las reuniones el representante del Gobierno japonés Terusuke Terada, embajador de ese país en México. Pero ayer ya no aguantó más y dejó su formal papel pasivo para entrevistarse en privado durante unos minutos con El Árabe, mientras el resto de los garantes hacía un descanso. Terada le dijo a Rojas que el objetivo de las conversaciones era lograr una solución pacífica.

Diego García-Sayán, un asesor de las Naciones Unidas que ha participado en los procesos de pacificación de Guatemala y El Salvador, se muestra escéptico respecto a una pronta solución. "Pareciera que nadie tiene prisa y que ambas partes han optado por conducir las negociaciones a ritmo de horario de oficina, lo que resulta poco esperanzador a corto plazo para una negociación que se presenta tan difícil. Estoy seguro de que si ese mismo ritmo se hubiera dado en Guatemala la paz no se habría firmado en diciembre, sino que aún estaríamos en los prolegómenos de las conversaciones", dijo.

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Los expertos opinan que al MRTA no le preocupa continuar la crisis, pues le ha significado un acceso que nunca tuvo, en sus 13 años de existencia, a la prensa local y extranjera. Pero si las conversaciones se prolongan innecesariamente, sostiene García-Sayán, podría desgastarse este mecanismo y despertar las tentaciones de una salida no pacífica.

Entretanto, en un hotel limeño se alberga, una nutrida delegación japonesa de asesores militares y políticos que realiza estudios y contrata a especialistas que prevean los escenarios de los posibles desenlaces.

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