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La radiografía oficial de la sanidad demanda mejor organización y más fuentes de ingresos

CiU dice que no descarta ninguna medida para cambiar la financiación del sistema

El retrato-robot de la sanidad pública española que ayer entregó el Ministerio de Sanidad a la ponencia parlamentaria señala gestión y financiación como los dos grandes males del sistema, además de la descoordinación autonómica. Hay un excesivo gasto farmacéutico y una "indefinición" de las prestaciones que el documento evita decir si se deben recortar. El ministro clarificará las soluciones que propugna hacia finales de marzo y, mientras tanto, CiU dijo ayer que "no hay que descartar ninguna medida" para conseguir más recursos, ni impuestos ni copago.

, Sanidad cumplió ayer con su compromiso de entregar un documento sobre la descripción y situación actual del sistema sanitario, sin lograr satisfacer con ello a la oposición. Ni al PSOE, porque, a su juicio, "sólo hace un análisis de los problemas sin ofrecer soluciones", en palabras del secretario de Acción Social, Alejandro Cercas; ni a IU, cuya diputada Angeles Maestro calificó de "tebeo", el resultado de un trabajo en elaboración desde septiembre. Si vio Maestro en las conclusiones "parte de las ideas del informe Abril que la realidad y el tiempo se han encargado de demostrar que no funcionan", afirmó.También el diputado de CiU, Francesc Homs, vio alguna carencia en el texto en cuanto a una concreción de medidas financieras para dotar al sistema. Y aludió a la creciente demanda social de asistencia sanitaria par a justificar la necesidad de estudiar todas las medidas posibles, "porque están todas sobre la mesa", dijo.

Minutos antes, el diputado del PP, César Villalón, descartó que el Gobierno tenga intención de establecer un sistema de copago, pero no que esté pensando en los impuestos sobre alcohol y tabaco para la financiación de la sanidad. Este extremo fue negado por la tarde en el pleno del Congreso por el ministro José Manuel Romay, según la diputada socialista Angeles Amador. "Aseguró que no está prevista ninguna medida para financiar la sanidad ni con recargos sobre impuestos ni con impuestos nuevos".

La sanidad española se financia con 3,6 billones de pesetas, aproximadamente un 5,9% del PIB, un porcentaje inferior al de la mayoría de los países europeos. Cada año se le calcula un déficit en torno a los 200.000 millones de pesetas. El documento se ha cuidado mucho de mostrar su posición ante las "carencias" que ha detectado en el sistema. El compromiso es que las propuestas de solución se formulen hacia el final de las comparecencias de la ponencia parlamentaria.

La declaración de principios es que, con menos recursos que los invertidos por otros países de la UE, España tiene mejores indicadores de salud y que el sistema tiene una eficiencia aceptable". A partir de aquí, se detallan graves deficiencias organizativas y una "presión económico-financiera" que justifican su reforma.

El análisis ministerial hace alusión al "intento de delimitar los servicios en el catálogo de prestaciones aprobado por el anterior Gobierno socialista y sugiere con sutileza la necesidad de establecer prioridades mediante la frase "queda pendiente una mayor definición de las prestaciones incluidas". No se habla tácitamente de recortes en este punto como tampoco en fórmulas para paliar el "fuerte incremento" del gasto farmacéutico al que también se alude y "que obliga a adoptar medidas tendentes a su racionalización". Una de las barajadas, y no descartadas aún por Sanidad, ha sido un aumento de la aportación de los trabajadores activos en las medicinas.

Descoordinación nacional

El ministerio es claro en su crítica a la organización. Las áreas de salud le parecen "verdaderas fronteras administrativas" para la elección del ciudadano; y la organización del trabajo, carente de incentivos.Es claro y tajante también en cuanto al "escaso desarrollo de los sistemas globales de información" del Sistema Nacional de Salud. El documento reconoce explícitamente que "no existe un verdadero sistema de información sanitaria en España". Se denuncia que no hay una red unificada para todo el Estado, lo que impide cruzar datos y conocer la realidad nacional. Así se demanda un mayor protagonismo del Consejo Interterritorial de Salud en la filosofía de un sistema descentralizado y basado en las autonomías, "sin renunciar, no obstante, a la unidad y solidaridad de todas ellas".Ángeles Amador, que valoró el documento como simple radiografía del sistema, cree, sin embargo, que no es justo con el Insalud cuando generaliza la insuficiencia financiera que se denuncia. "Esto es cierto para algunas comunidades autónomas, no para el Insalud y cuando habla de que han tenido más éxito en la organización no dice que también han tenido un mayor coste".El trabajo presentado ayer en la ponencia no se compromete en soluciones. Pero conduce en su último capítulo a las que han adoptado los países de la UE a los mismos problemas que se diagnostican a la sanidad española. Las características comunes a las reformas propiciadas por todos ellos son la utilización de recursos privados en combinación con los públicos; dotar de libertad al usuario para elegir hospital o, incluso, seguro; la delimitación de las prestaciones sanitarias o el recorte en farmacia.También la aplicación de cofinanciación por parte del paciente. Los ejemplos son tasas por día de hospitalización en Alemania, Bélgica, Francia, Irlanda y Luxemburgo; tasas por cada consulta de especialista en Bélgica, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo y Portugal; tasas por servicios especiales o pruebas diagnósticas en Italia y Portugal. En casi todos los casos se deja exentos a enfermos crónicos y personas de rentas bajas.

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