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Lissner deja el Real ante el acoso de Marco

Aguirre estudia "Ias quejas del director artístico sobre el funcionamiento del teatro"

"O Marco o yo". La incompatibilidad y los continuos choques con el director general de Artes Escénicas y Música del Ministerio de Cultura, Tomás Marco, han motivado la dimisión del director artístico del Teatro Real, Stéphane Lissner, según informaron ayer miembros del patronato. Lissner, que comunicó el lunes su decisión mediante una carta a la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre, evitó hacer declaraciones, pero, según personas cercanas al programador francés, éste se siente "desmoralizado, desencajado", ante "el absoluto torpedeo" a que ha sido sometido durante los últimos meses por Marco y el secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés.

, El enésimo episodio del culebrón del Real vivió ayer una nueva cima dramática que llenó de incertidumbre el futuro del teatro madrileño. La anunciada dimisión de Stéphane Lissner provocó una cauta reacción del Ministerio de Educación y Cultura. El jefe de prensa, Manuel Soriano, dijo a última hora de la tarde que la ministra estaba "analizando las quejas sobre el funcionamiento y la agilidad en la toma de decisiones del Real" expresadas por Lissner. "Cultura se compromete", añadió, "a cumplir el compromiso con los contribuyentes e inaugurar el Real, a pesar de los problemas, en la fecha prevista, el 11 de octubre".Miembros del patronato señalaron que Lissner "lleva aguantando carros y carretas en su tarea diaria desde hace meses", y que tanto Marco como Cortés "no sólo han cuestionado su autoridad artística de la mañana a la noche" sino que le han torpedeado también en asuntos menores, reduciendo, por ejemplo, el número de operarios necesario para atender la compleja maquinaria escénica.

Todo ello ha desencadenado una situación de insoportable tensión entre el director artístico y Cortés y Marco -ambos declinaron ayer hacer declaraciones-, a lo que se habría añadido el desacuerdo de Lissner con el recorte económico en la programación planteado durante el último encuentro del patronato: unos mil millones de pesetas, destinados en principio para pagar las reformas que el patronato decidió acometer contra el criterio del arquitecto Francisco Rodríguez Partearroyo: el repintado de la sala, una nueva distribución de las butacas por la deficiente visibilidad, iluminación nueva y otros efectos decorativos. El presupuesto aprobado para la primera temporada es de 2.200 millones de pesetas.

Nadie en Cultura quiso hacerse eco ayer de ese enfrentamiento pero, según miembros del patronato, que prefirieron quedar en el anonimato, en los últimos meses hasta la más nímia decisión de Lissner ha sido cuestionada por los dos altos cargos de Cultura. Según estas fuentes, Cortés ha exhibido criterios programadores contrarios al proyecto de Lissner que han suscitado violentas reacciones. Esos criterios, agregan los patronos, se basan en dos lemas: "títulos de relumbrón" y "muchas. caras españolas". En una de las últimas citas, Cortés expuso su idea y abogó por títulos muy populares -Rigoletto, La Traviata...-, a lo que un representante de la Comunidad de Madrid respondió: "Para eso ya está el Teatro Calderón [gestionado por José Luis Moreno]".

Varios miembros del patronato se alinean además con la idea que Elena Salgado expresó respecto a Tomás Marco tras ser destituida, en julio pasado, como directora del Real -"Le mueve el puro interés personal y su afán de protagonismo en el teatro"-, y dibujan al compositor como una persona "tremendamente negativa, casi incapaz de realizar un proyecto pero capaz de minar a cualquiera".

Desde la publicación de un artículo contrario al nombramiento de Lissner, la actitud de Marco hacia el ex director del teatro Châtelet de París y actual programador del festival de Aixen-Provence ha sido de hostilidad frontal, según estas fuentes.

Lissner, explican personas de su círculo, se ha resistido todo lo posible a tomar la decisión de abandonar un proyecto que consideraba una apuesta vital: se trasladó a Madrid con su familia -su esposa y cinco hijos-, lo que parece mostrar su intención de cumplir hasta el final el contrato de seis años firmado en marzo pasado por los responsables culturales socialistas, y renovado por Esperanza Aguirre el 1 de septiembre pasado tras el estipulado periodo de prueba.

Reacciones

Las reacciones a la dimisión de Lissner oscilaron entre la indignación y la perplejidad. El ex director musical del Teatro Real, Antonio Ros Marbá, que abandonó su cargo antes de que llegara Lissner, "harto de respirar ese clima irrespirable", dijo: "Los profesionales diletantes están envenenando el Real. Es hora de dejar paso a los profesionales de verdad, vengan de donde vengan, sean de donde sean. La impresión es que las guerras intestinas continúan, que están jugando al Teatro de la ópera y que se lo están cargando".

José Luis Gómez, director teatral y miembro del patronato, declaró: "Lamento profundamente la pérdida que significa la dimisión de Lissner para la renovación de la actividad operística en España. Quizás fuera una ocasión única y quizás fuera también de esperar este desenlace. Cualquiera que sepa lo que es dirigir un teatro, y además si es de ópera, sabe de la necesidad de un clima tranquilo y sin injerencias".

Elena Salgado lamentó la noticia de la dimisión de Lissner y expresó su temor a que la ópera de Madrid "se convierta en un desastre". Manifestó su esperanza de que "el Real se recupere de esta imagen de tercera regional".

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