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Tres siglos de moda desfilan en el Louvre

El Museo de la Moda de París expone su colección y presenta nuevas instalaciones

Un desfile de modelos inacabable, firmados por Chanel, Balenciaga, Dior, Worth, chiaparelli, Kenzo, Fortuny o Vionnet, por sólo citar algunos nombres ya históricos, es lo que propone el remozado Musée de la Mode et du Textile de París. Instalado en el edificio del Louvre, con más de 3.000 metros cuadrados, este museo ha aprovechado la actual euforia de la alta costura parisiense para presentar en sociedad sus nuevas galas.

El resultado de la reforma es espléndido. El visitante circula entre las vitrinas y descubre, desde el aquí y ahora más absoluto, toda una historia de la moda, una crónica de la evolución del gusto, las costumbres y de la liberación de la mujer. Los trajes de Popi Moreni o el conjunto sintético para hombre de Wild & Lethal Trash sirven de punto de partida para un recorrido cronológico invertido que va a llevarnos hasta el siglo XVIII, aunque el elemento más antiguo que se conserva es una túnica copta del siglo VII.El museo expone tan sólo el 1% de sus fondos -81.000 obras- y dos veces al año cambia totalmente su propuesta, entre otras razones para evitar una excesiva exposición a la luz de ropas que pueden tener cientos de años. En la actualidad, la muestra se articula en tomo a la idea de "la geometría: la del cuerpo, la del corte y la del motivo". Vemos cómo se remodela el cuerpo con ayuda de prótesis corsés de ballenas, crinolinas.-, cómo se niegan sus formas construyendo e imponiendo volúmenes, o cómo las rayas, rombos, lunares o cuadros también contribuyen a inventar una 'fórma en movimiento".

Varios vídeos sirven para aportar información complementaria sobre cada época, tanto sobre la sociedad del momento como sobre su moda. Junto con el Victoria & Albert Museum. de Londres o el Metropolitan de Nueva York, el de París es el que mejor permite seguir la evolución de la imagen que la mujer -y el hombre- han querido dar de sí mismos a través de su manera de vestir.

Los fondos del museo tienen distintos orígenes. Por ejemplo, Cristóbal Balenciaga donó, entre1964 y 1969, 74 vestidos representativos de su obra y lo mismo hicieron Elsa Schiaparelli o el costurero favorito de la duquesa de Windsor, Mairíbocher, pero otros modistas o casas, como Lanvin, Paco Rabanne, Nina Ricci, Guy Laroche, Dior, Chanel o Kenzo han preferido dejar sus creaciones en depósito.

Particulares

El caso más impresionante es el de las colecciones particulares. La vizcondesa Bernard de Bonneval vendió en 1949 dos siglos de trajes familiares: 1.033 piezas emblemáticas de la transformación de un universo aristocrático en otro burgués. La familia de Gustave Eiffel vendió 915 piezas, y la artista Cléo -de Mérode dejó la ropa con la que se vestía tanto en escena como en su vida privada, un monumento de inventiva compuesto de 212 creaciones.Transformado en museo de la moda bajo el mandato de Francois Mitterrand, las nuevas salas del centro sólo marcan una ruptura importante en la continua evolución de la indumentaria: la que significa, en 1914, la desaparición del corsé. Antes la morfología del cuerpo cambiaba gracias a varillas metálicas, lazos y complicadas estructuras destinadas a realzar el busto, estrechar la cintura o dar vuelo a las faldas.

Algunos trajes, como el modelo Delplios, realizado por Mariano Fortuny en 1910, anticipa los plisados que han hecho famoso a Miyake, mientras que otro momento de cambio radical, durante la Revolución Francesa, genera una liberación del cuerpo a través de un retorno a las túnicas de una idealizada antigüedad clásica.

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