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El líder de los socialistas búlgaro dice que su país está al borde de la catástrofe economica

Los socialistas búlgaros, en el poder, no aceptan que las elecciones generales se adelanten a mayo. Tampoco que el próximo primer ministro sea otro que el ya designado para el cargo por la formación ex comunista que tiene la mayoría absoluta parlamentaria, el titular de Interior, Nikolai Dobrev. Estas dos exigencias de la oposición conservadora para alcanzar un compromiso que saque de su marasmo al pequeño país balcánico han sido descartadas de plano por el jefe del partido gobernante, Georgi Parvanov, en una larga conversación con EL PAÍS.

Parvanov vaticina un mayor vacío de poder si su partido no recibe inmediatamente el encargo de formar nuevo Gobierno, "que sería de expertos y cuya lista está ya hecha", y considera que "Bulgaria está al borde de la catástrofe económica ( ... ) y puede convertirse en el paraíso de la mafia". "Este mes podremos atender con las reservas un vencimiento de la deuda externa, pero nada es seguro más adelante. Una nueva mora en el pago sería el suicidio", asegura. El líder socialista extiende a junio el plazo irrenunciable para poder tomar las primeras medidas de choque y disolver el Parlamento, lo que llevaría al menos a octubre la celebración de elecciones.Bulgaria, cuyos 8,5 millones de habitantes tenían mayor renta que los polacos cuando cayó el muro de Berlín, debe 10.000 millones de dólares (1,3 billones de pesetas), y los analistas consideran imposible el servicio de su deuda externa si no se forma inmediatamente un Gobierno capaz de imponer una esclava disciplina monetaria y fiscal. El Fondo Monetario Internacional (FMI), que suspendió el año pasado sus créditos a Sofía por la incapacidad de sus dirigentes para aplicar las recetas internacionales, está esperando interlocutor para tomar virtualmente en sus manos las riendas de la moribunda economía búlgara. Hasta los hospitales, faltos de fondos, empiezan a mandar a su casa a los pacientes y a alimentar con lo que pueden - a quienes de ben permanecer ingresados. El Parlamento, boicoteado por la oposición, aprobó ayer una importación urgente de trigo.

Desde hace casi dos semanas, Sofía es cada día escenario de una nueva protesta masiva -de decenas de miles de personas- para exigir a los socialistas -teóricamente a mitad de su mandato de cuatro años y acusados de haber conducido el país a un empobrecimiento insufrible- una convocatoria inmediata a las urnas. En provincias se producen paros esporádicos, y los jefes sindicales mantienen su amenaza de huelga general.

La sede del partido gobernante, a cuyas puertas han llegado en días pasados los manifestantes, está protegida con vallas metálicas y vigilada por la policía. "Tenemos conciencia de que los sentimientos no están a nuestro favor y de que muchos nos culpan; aunque hemos perdido mucho tiempo, todos los Gobiernos anteriores tienen su parte de responsabilidad", asegura Parvanov, de 38 años, que ha sucedido este mes al frente de los ex comunistas al dimitido primer ministro Zhan Videnov. A pesar de que han comenzado las deserciones y de que "hay diferencias y contradicciones entre nosotros", el jefe del partido asegura que éste continúa unido.

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