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El ministro de Interior ruso acusa a Lebed de preparar un golpe de Estado

Pilar Bonet

El ministro de Interior de Rusia, Anatoli Kulikov, acusó ayer al secretario del Consejo de Seguridad, Alexandr Lébed, de preparar un golpe de Estado para convertirse en presidente de Rusia, guiado por un "maniaco anhelo de poder". En esta operación, los separatistas chechenos habrían prometido a Lébed el apoyo de 1.500 guerrilleros, según aseguró el ministro en una conferencia de prensa, convocada precipitadamente, pero autorizada por el jefe del Gobierno, Víktor Chernomirdin. Los chechenos acusaron a Kulikov de querer torpedear el proceso de paz en el Cáucaso norte.

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Chernomirdin se reunirá hoy con los representantes de los llamados ministerios de fuerza, por tener tropas bajo su jurisdicción. A la reunión asistirá, según la agencia Itar-Tass, el jefe de la administración del presidente, Anatoli Chubais, el principal rival de Lébed, que aparentemente ha sido excluido del evento.El curso que ayer tomaban los acontecimientos y el claro respaldo prestado ayer por la primera cadena de la televisión y la cadena privada NTV a las tesis de Kulikov hacen pensar que la élite política rusa se ha embarcado ya en la ofensiva de mayor envergadura hasta ahora para librarse del incómodo secretario del Consejo de Seguridad y despojarlo de los últimos restos del poder que obtuvo a cambio de su decisivo apoyo a Borís Yeltsin.

Con 11 millones de votantes, Lébed quedó en tercer lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales rusas. Las dos cadenas de televisión mencionadas, que fueron pilares de la campaña de Borís Yeltsin, se han empleado a fondo en los últimos días para desacreditar al ex jefe del servicio de seguridad de Borís Yeltsin, el general Alexandr Korzhakov, que se ha aliado con Lébed y que posee mucha información sobre las actividades de los allegados de Yeltsin.

De los círculos próximos a Korzhakov emergen estos días informaciones comprometedoras para estos allegados e incluso para Tatiana, la hija de Yeltsin.

En defensa de sus acusaciones contra Lébed, Kulikov mencionó ayer unos proyectos de reestructuración militar que contemplan la creación de un cuerpo especial de reacción rápida que Kulikov denominó la "legión rusa", con 50.000 hombres, que tomaría como modelo la Legión Extranjera francesa y que tendría entre sus funciones las de liquidar los inspiradores políticos y militares de los movimientos separatistas y otras organizaciones peligrosas para la seguridad del Estado.

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Sin embargo, Kulikov reconoció que estos proyectos supuestamente conspirativos fueron distribuidos ampliamente por Lébed en agosto y que no suponían un secreto para nadie.

Lébed se defiende

Lébed dijo ayer a la agencia Interfax que había pedido a los ministro del Interior y Defensa que organizaran una brigada de 3.000 a 3.500 personas para asegurar la existencia "de algún tipo de poder en el Estado". Dijo también que los dos ministros le habían asegurado que podrían hacerlo a fines de 1999.Kulikov, que reiteró y amplió sus acusaciones por la noche en una entrevista en la cadena de televisión NTV, organizó su testimonio contra Lébed en función de su teoría conspirativa, haciendo encajar en este marco todos sus argumentos. Así, por ejemplo, consideró que los contactos de Lébed con diversas agrupaciones militares son un elemento más que prueba su intención de sublevarse para hacerse con la presidencia de Rusia por la vía militar y utilizó diversos comentarios públicos hechos por el general, tales como su intención de llegar a ser presidente antes del año 2000 o supuestas preguntas "sospechosas" sobre las unidades que custodiaban la televisión como pruebas de sus sospechas.

El Ministerio del Interior y el Servicio Federal de Seguridad reforzaron ayer las patrullas y las medidas de vigilancia en toda Rusia, según informó Kulikov, que tomó la decisión conjuntamente con su colega el jefe de la contrainteligencia, Nikolai Kovaliov. Kulikov justificó la medida a tenor de las informaciones según las cuales existen grupos terroristas, "que son mandados por grupos delictivos étnicos, principalmente chechenos", con el fin de cometer extorsiones financieras en Rusia.

En una conferencia de prensa nocturna, convocada con más precipitación que la de su rival, Lébed manifestó que las declaraciones de Kulikov atacan a la institución presidencial, negó la existencia de cualquier intento de golpe de Estado y, con voz lapidaría, sentenció: "No esperen una película". También intentó mantener aliados en la élite dirigente rusa y calificó a Chernomirdin como un político razonable que "no se dedica a tonterías". Calibró el apoyo del presiente hacia su persona con la relación de "siete contra tres", y agregó que Yeltsin prepara un decreto para destituir al jefe del Servicio Federal de Seguridad, Nikolai Kovaliov, que ha sido instigado por Kulikov.

Lebed añadió que no tiene ninguna intención de presentar su dimisión y que ha pedido quince días de vacaciones a Yeltsin. En relación a los documentos que Kulikov utilizó para acusarle de intentar crear estructuras paralelas, Lébed dijo que se trataba de documentos de trabajo divulgados y conocidos, pero sin sello del Consejo de Seguridad.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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