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La entrada de Finlandia en el SME refuerza el compromiso de la UE para constituir el euro

El Comité Monetario europeo aprobó ayer tarde, a petición de Finlandia, la entrada de la moneda finlandesa en el mecanismo de cambios del Sistema Monetario Europeo (SME). La decisión refuerza las perspectivas de que un alto número de países participe en la moneda común, cuya constitución está prevista para 1999. El marco finlandés (markka) ingresó a un tipo de cambio relativamente bajo -5,80661 markkas por ecu o 27,98 pesetas por markka-, algo "positivo" según las autoridades españolas que asistieron a la reunión. El Gobierno finlandés solicitó su ingreso como gesto político demostrativo de su voluntad de figurar en el grupo de cabeza de la unión monetaria. El cambio del ecu respecto al resto de monedas europeas no se ha alterado.

El marco finlandés es una de las monedas más estables del continente, vinculada de hecho al marco alemán. Por eso no le hacía falta entrar en el mecanismo de cambios del SME. El criterio de estabilidad cambiaría pactado en Maastricht sólo exige, según las últimas interpretaciones, acreditar el mantenimiento de un tipo de cambio estable durante dos años antes del lanzamiento del euro, previsto para el 1 de enero de 1999.Con Finlandia, ya son once los países europeos participantes en el mecanismo de cambios. El Reino Unido, Italia lo abandonaron en 1992 y Grecia y Suecia están fuera. La Comisión Europea mostró su satisfacción por la entrada de la moneda finlandesa en el SME. En un comunicado del comisario de asuntos económicos, Yves Thilbaut de Silguy, señaló que la "participación de un nuevo miembro en el mecanismo de cambios refuerza la credibilidad y la estabilidad monetaria de Europa".

Cerca de Maastricht

"El hecho de que la moneda haya sido estable es suficiente, pero la opinión general es que el SME es un sistema al que conviene adherirse", manifestó el pasado miércoles el ministro finlandés de Finanzas, Sauli Niinisto. Además del criterio cambiario, Finlandia prácticamente cumple los otros tres requisitos de Maastricht para la unión monetaria. Su déficit público será del 3,3% del producto interior bruto (PIB) este año y se espera que caiga al 1,6% en 1997 (muy por debajo del tope máximo del 3%), según los últimos cálculos de la Comisión Europea. Su deuda se, situará en el 62,5% del PIB en 1996 y en el 63,2% en 1997 (el tope es del 60%, aunque tendencial). Y su inflación es la más baja de la Unión Europea (UE): el 1% este año y el 1,5% el próximo.Con estos excelentes datos, no había excesivos problemas para incorporar la markka al SME. Salvo uno: la presión de la vecina y competidora Suecia para que el tipo de cambio de entrada en el sistema fuese lo más alto posible. Algo a lo que, lógicamente, la potente industria exportadora finlandesa se resistía con tenacidad.

Tras los forcejeos, la paridad central quedó fijado en 5,80661 markkas por ecu, lo previsto por Helsinki. El markka, al igual que el resto de las monedas del mecanismo de cambios, podrá apreciarse o depreciarse un 15% con respecto a este tipo de cambio. El tipo de cambio central bilateral acordado, 27,9841 pesetas por marco finlandés, "es favorable", según las autoridades españolas que asistieron a la reunión de ayer en Bruselas. Y es que la balanza comercial bilateral es deficitaria para España en algo más de medio billón de dólares anuales.

Un miembro del Comité Monetario comentó ayer a este diario que, en estas circunstancias -ausencia de necesidad imperativa y recelo de la gran industria-, la decisión de Helsinki "es fundamentalmente política". Ello es así, especialmente, porque el país escandinavo celebrará el próximo domingo, día 20, elecciones locales y al Parlamento Europeo, en el que dispone de una representación provisional. La entrada en el SME a un cambio similar al actual, considerado alto por la industria local, podría originar un cierto riesgo de especulación contra la markka y consiguientes alzas del tipo de interés para defender su nueva cotización. Ello afectaría negativamente a la economía real y a los exportadores.

Por eso, la decisión de Helsinki revela una fuerte voluntad política de formar parte del euro desde el primer momento, en el grupo de cabeza. El primer ministro, el socialdemócrata Paavo Lipponen -que encabeza un gobierno de coalición de cinco partidos- "demuestra con esta decisión una gran confianza en la economía del país y en sí mismo", subrayaban ayer en Bruselas expertos independientes de su país.

Fuerte europeísmo

El europeísmo finlandés es mucho más firme que el sueco. Echa sus raíces en la necesidad de anclarse por cuantas vías sea posible a sus socios de la UE, para soslayar la inestabilidad existente al Este de su frontera, de más de mil kilómetros, con Rusia.Italia pretendía hacer frente común con Finlandia para que la lira y la markka entraran simultáneamente en el SME. El ministro de Hacienda italiano, Carlo Azeglio Ciampi, había pedido a su colega Niinisto celebrar este lunes una reunión bilateral, con ocasión del encuentro del Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (Ecofin), en Luxemburgo, para coordinar estrategias. Pero Finlandia no ha esperado. Desde la salida de la lira y la libra esterlina del mecanismo de cambios europeo, sólo había ingresado el chelín austríaco.

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