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Victoria del socialista Peña en la primera vuelta de las presidenciales en la República Dominicana

ENVIADO ESPECIAL El socialista José Peña Gómez ganó las elecciones presidenciales del jueves en la República Dominicana, pero tendrá que ir el próximo 30 de junio a una segunda vuelta, al no haber alcanzado la mayoría absoluta. Peña, de raza negra, se tendrá que medir, en duelo a dos, con el segundo candidato más votado en estos comicios: Leonel Fernández, un joven profesor universitario de corte populista que relevó recientemente en el liderazgo del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) al histórico Juan Bosch.

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Bajo la mano invisible de Balaguer

Las elecciones dominicanas, pese a su aparente desorganización, resultaron modélicas en cuanto a limpieza, un logro de por sí importante dada la tradicional tendencia al fraude que siempre se ha registrado en este país caribeño.El dirigente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), José Peña Gómez, estaba ayer eufórico. Rodeado de periodistas, no dudaba en calificar de "histórico" lo ocurrido e insistía en que, con los resultados obtenidos -"he ganado en 27 de las 30 provincias del país"-, no sólo quedaba patente su victoria, sino también la que obtuvo en 1994, cuando el anciano Joaquín Balaguer, a quien se le ha recortado a dos años su mandato constitucional, le robó las elecciones.

El hecho, el descarado fraude observado en aquellos comicios de 1994, en los que el casi nonagenario Balaguer se reelegía hasta 1998, fue lo que ha posibilitado esta nueva cita electoral, ya no bajo control del Gobierno balaguerista, sino de una Junta Central Electoral de marcado carácter independiente. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, que se encuentra en Santo Domingo al frente de un centenar de observadores internacionales, fue el primero en certificar la limpieza electoral. Lo mismo hicieron los tres principales candidatos, incluido el oficialista Jacinto Peynado, actual vicepresidente de la República.

A las 19 horas de ayer (una de la madrugada de hoy en Madrid), cuando se llevaban escrutados el 82,5% de los colegios electorales, el socialista José Peña Gómez encabezaba el recuento, con el 45,70%. Le seguían el populista Leonel Fernández, con el 38,18%, y el vicepresidente Peynado, con el 15,99%. Con este escrutinio se daba por descontado que Peña no alcanzaría el 50% más uno de los votos, la preciada mayoría absoluta, que le proclamaría automáticamente presidente electo. "Cruce o no el umbral del 50%, lo que nadie me puede discutir es que he ganado", repetía momentos antes sin cesar Peña.

La segunda vuelta no es bien vista por los sectores financieros y empresariales, que estiman que supone un derroche económico adicional que un país azotado por la pobreza como la República Dominicana no se puede permitir. Sin embargo, la segunda vuelta tiene su origen en una reforma electoral incluida en el pacto por la democracia que permitió recortar el mandato constitucional de Balaguer y, en consecuencia, convocar estas elecciones extraordinarias a presidente, por lo que no ha sido objeto de críticas mayores.

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Apoyos del PSOE e IU

En estos 40 días en que se prorrogará la campaña electoral sólo podrán aspirar a la presidencia Peña y Fernández, ya que el vicepresidente Peynado, representante del Partido Reformista Social Cristiano, se queda fuera de la contienda. Curiosamente, Peña está asistido por técnicos electorales del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que le han acompañado durante toda la campaña, y Fernández ha sido apoyado por Izquierda Unida (IU), que ha enviado a Santo Domingo al coordinador electoral de IU, Félix Martínez de la Cruz, entre otros dirigentes de otros países.En cuanto a Peynado, todos los observadores coinciden en que ha tenido el viento en contra desde siempre. No sólo representaba a un partido en decadencia, especialmente después del fraude gubernamental de 1994, sino que nunca fue un hombre de la confianza de Balaguer, lo que explica que el viejo presidente nunca le apoyara públicamente en campaña electoral e hiciera entender, en uno de sus juegos maquiavélicos, que su candidato en estas elecciones era Leonel Fernández.

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