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Augusto Monterroso: "La literatura tiende a suavizar la crueldad de la vida"

El escritor presenta 'Cuentos, fábulas y lo demás es silencio', que recoge su ficción

"La vida es cruel. La literatura tiende a suavizar esa crueldad", dice el escritor Augusto Monterroso, cuyo libro Cuentos, fábulas y lo demás es silencio (Alfaguara) será presentado hoy por Juan José Millás en la Fundación Thyssen. En este tomo reúne Monterroso su ficción casi completa: Obras completas (y otros cuentos), Movimiento perpetuo, La oveja negra y demás fábulas, todos ellos libros de relatos; Lo demás es silencio, una atípica novela. La aparición de este libro coincide con la de La palabra mágica (Anagrama), una colección de ensayos y homenajes literarios.

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Monterroso, escritor guatemalteco nacido en Tegucigalpa, Honduras, hace 75 años, que vive y publica en México desde que se exilió allí en 1944, ha vuelto recientemente a Guatemala, para ser investido doctor honoris causa por la Universidad de San Carlos."Aparte del mundo académico y mis amigos escritores y artistas, conversé personalmente con el presidente Álvaro Arzú sobre el proceso de paz en curso, después de 35 años de conflicto armado", dice el escritor. "El presidente me aseguró que es absolutamente sincero en su determinación de alcanzar esa paz justa y definitiva, y a mí me pareció que hablaba con la verdad. Como la guerrilla (la URNG) también la desea don sinceridad, lo más probable es que ese anhelo general se cumpla este año".

Toda una vida

El interés político de Monterroso ha marcado, en realidad, toda su vida. Es un hombre de la generación del 40, que define como "aquel grupo de escritores, músicos, pintores, etcétera, que en los años cuarenta fundamos la Asociación de Artistas y Escritores Jóvenes de Guatemala. Históricamente, esa generación adquirió una relevancia especial porque le tocó luchar contra la dictadura del general Jorge Ubico hasta la caída de éste, y contra su sucesor, otro general perseguidor de obreros, campesinos... y escritores".De aquella lucha contra la dictadura recuerda la revista Acento, "un intento de apertura a la literatura universal", dice, "en medio de un régimen represivo y amante más bien de lo folclórico local", y el Manifiesto de los 311, que firmó y volvería a firmar "si las condiciones se repitieran" y que "se trataba de algo insólito: la petición de renuncia del implacable Jorge Ubico, promovida por representantes de sectores profesionales y estudiantiles, y que afectó al dictador".

Habla ahora de su detención, fuga y exilio. "El Espectador", sigue Monterroso, "fue un periódico absolutamente político que fundamos a la caída de Ubico, en la nueva lucha contra su sucesor. Un compañero, Francisco Catalán, y yo, aparecíamos como los responsables, y como tales fuimos especialmente perseguidos, hasta que la policía nos detuvo. Pero logramos escapar y refugiarnos en la Embajada de México. Desde allí, custodiados hasta la frontera, partimos al exilio. Era septiembre de 1944", recuerda el escritor con absoluta claridad.

"Al triunfo de nuestra revolución, ese mismo año, me incorporé al Servicio Exterior, primero en México, nueve anos, y, finalmente, de 1953 al 54 en Bolivia. A la caída del Gobierno Revolucionario de Jacobo Arbenz, renuncié a mi cargo diplomático en La Paz y partí a un nuevo exilio en Chile, en donde permanecí dos años hasta regresar a México en 1956. Mi vinculación a la Universidad de México, a la UNAM, ha sido constante desde entonces. Actualmente dirijo allá una colección de clásicos universales".

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