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55 países limitan la fabricación y uso de minas, pero no acuerdan la prohibición total.

El acuerdo alcanzado ayer en Ginebra por 55 países para prohibir el uso -de minas antipersonales invisibles o no detectables decepcionó tanto a las Naciones Unidas como a las organizaciones humanitarias que, como la Cruz Roja, abogan por la eliminación total de estas mortíferas armas, incluidas las que cuentan con la tecnología para autodesactivarse. Unos 100 millones de minas antipersonales siguen amenazando a las poblaciones de 64 países, especialmente en Somalia, Camboya, Afganistán, Mozambique y Bosnia, y cada año se cobran la vida de 6.000 personas y mutilan a muchas más.

La aprobación, tras meses de difíciles negociaciones, del protocolo enmendado del Tratado sobre Armas, Convencionales de la ONU de 1980, que prohibirá y restringirá el uso de las minas terrestres antipersonales, se selló con un minuto de silencio en memoria de las víctimas de estas armas, a petición del presidente de la conferencia, el sueco Johann Molander. En un mensaje enviado por el secretario general de la ONU a los 55 países que han participado en la conferencia, Butros Butros-Gali no oculta su "profunda decepción porque los progresos realizados son netamente inferiores a lo que esperaba". Butros Gali considera "indefendible, ya que constituye "a afrenta a la conciencia humana", la utilización generalizada de las minas contra las poblaciones civiles.

Tampoco las. cerca de 400 organizaciones no gubernamentales (ONG) que integran la campaña internacional contra las minas antipersonales están satisfechas con el texto aprobado, al que califican de "mínimo común denominador". A partir de la fallida reunión celebrada en Viena en octubre pasado, las organizaciones humanitarias no han escatimado esfuerzos para poner a la opinión pública de su parte. En una esquela publicada ayer en algunos medios de comunicación suizos, las ONG anunciaban, "con inmensa tristeza, la próxima muerte de miles de víctimas inocentes, decidida el 3 de mayo de 1996 en la ONU". Hasta la próxima conferencia sobre minas, que está prevista para el año 2001, otras 100.000 personas pueden perder la vida.

El protocolo de Ginebra se aprobó finalmente ayer tras una intensa actividad para persuadir a Pakistán de que retirara la objeción presentada esta semana, en la que criticaba el texto del acuerdo por limitar el derecho a la autodefensa y el principio de no injerencia en asuntos internos que preconiza la Carta de las Naciones Unidas.

Además de las restricciones y prohibiciones, en el nuevo protocolo se estipulan los procedimientos en los que este tipo de armas invisibles pueden exportarse o venderse, la cooperación y asistencia técnicas para su aplicación y los métodos de desactivación de las minas. Asimismo, los países que lo ratifiquen se comprometen a informar a las misiones de paz, humanitarias y de investigación de la ONU y del Comité Internacional de la Cruz Roja de la localización de las minas.

Por el momento, 34 países han manifestado su intención de prohibir la utilización de minas antipersonales. Francia se pronunció ayer a favor de la eliminación total de éstas. España, alineada con la mayoría de los países europeos, no se ha sumado a la iniciativa francesa, aunque mantiene una moratoria para la exportación de este tipo de armas.

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No se permitirán los artefactos no detectables

El protocolo sobre minas antipersonales entrará en vigor una vez lo hayan ratificado 20 países. Estos son sus principales aspectos.

Prohibiciones. Se prohíbe el empleo de toda mina antipersonal que no sea detectable. Las minas antipersonales producidas después del 1 de enero de 1997 llevarán incorporado un dispositivo que permita su detección con equipo técnico. A las producidas antes de esta fecha se les incorporará un dispositivo similar que sea difícilmente separable. Pero en el caso de que un Estado crea que no puede cumplir lo anterior podrá aplazar su cumplimiento durante los nueve años posteriores a la entrada en vigor del protocolo.

Las minas antipersonales lanzadas a distancia deberán diseñarse y construirse de modo que 30 días después de haber sido colocadas sólo queden sin autodestruirse un máximo de un 10%. Cada mina contará con un dispositivo de autodesactivación de reserva, a fin de que, en combinación con el mecanismo de autodestrucción, sólo una de cada mil pueda seguir funcionando 120 días después de su colocación. Las minas antipersonales no lanzadas a distancia (a menos de 500 metros) que se empleen fuera de las zonas señalizadas también deben cumplir estos requisitos. Las minas colocadas a menos de 500 metros y las lanzadas a distancia, los campos y las zonas minadas deben quedar registradas con exactitud en mapas o diagramas. También debe indicarse el número, el tipo, la fecha, la hora y los periodos de autodestrucción.

Ámbito. Se aplicará en los conflictos internacionales y nacionales.

Restricciones. El protocolo se aplica a minas, armas trampa y otros artefactos. Cada país es responsable de sus minas y se compromete a retirarlas o a destruir las. También se prohíbe que se utilicen para causar sufrimientos innecesarios, así como su empleo indiscriminado. Asimismo, se avisará con antelación de cualquier colocación de minas que pueda afectar a la población civil, "salvo que las circunstancias no lo permitan".

Transferencias. Los miembros de la conferencia se comprometen a no exportar ningún tipo de minas prohibidas.

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