Una radicalidad personal día tras día
José Luis López Aranguren nació en Ávila el 9 de junio de 1909. Perdió a su madre cuando tenía cuatro años y vivió su infancia con los abuelos maternos en la capital donostiarra. Sus primeros estudios los realizó en un internado jesuita de Madrid, siendo un estudiante modelo, En la Universidad estudió Derecho por consejo de su padre, el cual pensaba que esa carrera y la Ingeniería. de Caminos tenían más salidas profesionales que la de Filosofía. Pero tras terminar sus estudios de abogado, estudió la de Filosofía, carrera por la que sentía mayor inclinación. En esta última carrera tuvo como profesores a Ortega y Gasset y Zubiri, entre otros, y se doctoró con la tesis El protestantismo moral.Durante la guerra civil estuvo en Servicios Auxiliares, pero un amago de tuberculosis le mantuvo apartado varios años en un sanatorio y en la finca familiar de Ávila.
De 1955 a 1965, tras ganar unas oposiciones, fue profesor de Ética y Sociología en la Universidad Complutense de Madrid. Separado de su cátedra en 1965 -junto con Agustín García Calvo y Enrique Tierno Galván- por participar en una manifestación estudiantil, se marchó a Estados Unidos, en donde ejerció la docencia en la Universidad de California. La purga franquista se convirtió de castigo en casi un premio porque permitió a Aranguren dedicarse a nuevas y múltiples lecturas y revisar su ética privada mediante un amplio contacto con los estudiantes. En 1976 fue repuesto en su cátedra madrileña con todos los derechos, tras el decreto de amnistía para delitos políticos, y cuatro años más tarde, en marzo de 1980, se jubiló como profesor universitario. Desde entonces simultaneó la actividad docente con la de escritor y conferenciante, sobre temas relacionados con la ética y la moral en la democracia. El propio Aranguren llegó a decir que había convertido su cátedra fija en ambulante.
Profundo conocedor tanto de la teología cristiana como de las corrientes filosóficas contemporáneas, está considerado como uno de los pensadores e intelectuales más influyentes en el panorama filosófico y cultural de España. En sus estudios filosóficos y religiosos hay un profundo análisis de pensadores españoles (Unamuno, Ortega), reflejado en muchas de sus obras como: Catolicismo y protestantismo como formas de existencia (1952), Crítica y meditación (1957), La ética de Ortega (1958). En otras obras suyas más recientes su atención está más volcada hacia cuestiones sociales y políticas, aunque siempre impregnadas de un claro talante ético y reflexivo: Ética y Política (1963), La juventud europea y otros ensayos (1961), Moral y sociedad (1965), El oficio del intelectual y la crítica de la crítica (1979), La democracia establecida (1979), recopilación realizada por el mismo Aranguren de sus artículos publicados en EL PAÍS y La Vanguardia durante la transición en España, Ética de la felicidad y otros lenguajes (1988), obra con la que ganó el Premio Nacional de Ensayo en 1989. En esta ocasión, manifestó su desacuerdo con el galardón, ya que "debiera estar reservado a personas con 20 o 30 años menos que yo, que estén en plena elaboración de su obra".
En 1991, se publicó con motivo de su 80º cumpleaños el libro Ética día tras día, que reúne trabajos de una larga treintena de autores que, de un modo u otro, se consideran a sí mismos como discípulos del profesor. "Algunas personas, aunque con los años vayamos haciéndonos más tolerantes hacia los comportamientos ajenos, seguimos manteniendo una radicalidad personal", dijo en la presentación del volumen. "Hay muchas cosas imperfectas en esta sociedad, pero creo que hemos ganado en apertura y tolerancia. En cualquier caso, nosotros los filósofos no somos profetas del futuro, sino del presente. Lo que está a nuestro alcance es ver crecer la hierba, es decir, advertir el sentido real de lo que está pasando".
En 1992 -formó parte del consejo asesor de Sanidad, órgano de carácter consultivo que depende del Ministerio de Sanidad- publicó La vejez como autorrealización personal y social, obra en la que, aparte de reflexionar sobre esta etapa en la vida del hombre, pide también su liberación, como en el caso de la mujer, de los prejuicios que la han lastrado hasta ahora. En 1993 publicó Ávila de santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz y reunió en un volumen titulado Estudios literarios todos los trabajos publicados en revistas especializadas sobre autores diversos.
Aranguren distingue en su trayectoria tres etapas: "una primera de marcado acento religioso católico; una segunda que comienza con mi preparación para la cátedra, de carácter ético, y la última que creo tiene un mayor contenido social y político". Tanto en el campo de las creencias religiosas como en todos los demás campos filosóficos, morales o políticos, el pensamiento de Aranguren se fía caracterizado por su heterodoxia e inconformismo. Respecto a sus creencias religiosas, y según declaraba en una entrevista concedida a EL PAÍS en agosto de 1995, se consideraba "un cristiano -no catélico, que es palabra romana- heterodoxo, es decir, de opinión distinta, en este caso, a la del Vaticano". Heredero de una tradición de participación en la vida pública encarnada por los ilustrados, los regeneracionistas, Unamuno y Ortega, Aranguren pensaba que la influencia intelectual en el país ya no la ejercían concretas individualidades, sino un "intelectual colectivo" que participa en los medios de comunicación.
Homenaje de discípulos
De los innumerables premios y homenajes recibidos a lo largo de su vida, recordaba con especial emoción el homenaje que le rindieron sus ex alumnos en la Universidad Complutense de Madrid cuando se cumplieron los 25 años de su expulsión como catedrático. Otros premios otorgados a López Aranguren que merecen destacarse son: el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (1995), el Premio Nacional de Ensayo por su obra Ética de la felicidad y otros lenguajes (1989), el Premio Misterio de Elche por su obra La filosofia de Eugenio d'Ors (1945), el premio concedido por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y el Premio de Ciencias Sociales Giner de los Ríos. En febrero de 1993 fue investido doctor honoris causa por la Universidad Carlos III de Madrid y galardonado con el Premio Derechos Humanos en España. También fue presidente de la plataforma de ciudadanos por la radiotelevisión pública.La edición de sus obras completas, prologadas por Feliciano Blázquez, autor de una biografía sobre el pensador, se inició en 1994, con la presentación, a cargo de Agustín García Calvo, del primer volumen, sobre Filosofía y Religión. El año pasado, unas declaraciones de Aranguren sobre los GAL y la lucha contra ETA fueron criticadas por dirigentes de la izquierda, aunque el filósofo aseguró que habían sido mal interpretadas y pidió disculpas por si se había expresado con torpeza. "Entonces, como ahora, me mostraba y me muestro convencido de que una buena parte de nuestra sociedad comprendía y se explicaba la reacción del Estado ante la violencia terrorista, pero nunca se me ocurrió ni se me ocurre ahora pensar que sea admisible éticamente confundir semejante comprensión o explicación con la justificación de algo tan injustificable como el ejercicio de la violencia estatal al margen de la ley".
Viudo de María Pilar Quiñones, era padre de seis hijos y tenía nueve nietos.
Babelia
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