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Jesús Cracio lanza hoy su último puzzle escénico con autores malditos

Cuatro actrices recuperan el espíritu del cabaré

Una vez más, el director teatral Jesús Cracio opta para su montaje por una literatura no dramática. Otras veces fueron Bukowsky y Raymond Queneau. En esta ocasión ha recurrido a otros autores, rodeados, como él, de aura de malditismo: Ray Loriga, Quim Monzó, Max Aub, Cioran, Baudelaire, Bukowsky, Sánchez Ferlosio, Ignacio Carrión y Moncho Alpuente. Con todos ellos, cuatro actrices y música de Morphine, Albert Pla y Pablo Milanés, ha creado Los domingos matan más hombres que las bombas, espectáculo de Producciones Teatrales C2 que se estrena hoy en el teatro Alfil dentro del Festival de Otoño. Todo un puzzle escénico formado por poemas inéditos, lecturas de noticias frescas y reales, monólogos, cuchillas de afeitar, sexo, comida, fábulas, cuentos, crímenes ejemplares, bailes, provocación "y sobre todo teatro", según afirma su director.Cracio dice que su espectáculo es muy europeo: "Hay una rusa, una italiana, una alemana y una asturiana". Se refiere a los orígenes de sus actrices. Beatriz Bergamín, nieta de José Bergamín, es hija de una florentina; Naya González ostenta un segundo apellido ruso de imposible nomenclatura; Ana Wagener es alemana, aunque con acento sevillano, y María José del Valle, también coreógrafa del espectáculo, es la única española de pura cepa. Ellas cuatro son las que interpretan textos y canciones, sólo de hombres, y abordan este nuevo espectáculo de Cracio, con el que intenta, desde presupuestos escénicos innovadores, recuperar los aromas del cabaré literario berlinés de los años veinte.

El espectáculo nació en torno a innumerables comidas de sus cinco componentes. "Fue un proceso en el que hemos rebuscado con ahínco y seleccionado relatos, escritos y poemas de diversos autores para crear, con empecinamiento artesanal, un montaje dentro de la línea del cabaré literario, pero que no fuera un espectáculo de sketches, sino una unidad", dice Cracio, al tiempo que afirma: "Siento el teatro como una herramienta lúdica del pensamiento, y en mis trabajos y en él me planteo un doble compromiso, uno estético-artístico y otro social".

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