Felipe González desoye las voces de su partido para que sea él y no Serra quien explique el 'caso Cesid'
El presidente del Gobierno, Felipe González, no está dispuesto a aceptar las peticiones del Partido Popular, Izquierda Unida y el Grupo Mixto, además de las presiones de algunos miembros de su propio partido, para que sea él y no el vicepresidente, Narcís Serra, quien dé explicaciones a la sociedad, a través del Parlamento, sobre el escándalo de las escuchas ilegales del Cesid. El Grupo Socialista rechazará hoy las peticiones en este sentido de la oposición, con el argumento de que Serra es la persona más adecuada para explicar todo lo que sabe el Gobierno acerca de este escándalo.
El PP no cesa de arremeter con dureza contra Serra, a quien no considera legitimado para hablar de la investigación, ya que él debería ser investigado, según apreciación del secretario general, Francisco Álvarez Cascos. González sí comparecerá hoy ante su grupo parlamentario, junto a Serra, para acallar las voces más críticas que la pasada semana pedían dimisiones y su propia comparecencia ante los ciudadanos.El escándalo en el terreno político tiene varias vertientes. El acoso de la oposición, el malestar en el Grupo Socialista, las dimisiones, ya presentadas pero congeladas, del ministro de Defensa, Julián García Vargas, y de Narcís Serra. Otro aspecto no desdeñable es la necesidad que tiene González de hacer, muy a su pesar, una remodelación de Gobierno, si es que acepta las dimisiones presentadas.
La jornada de ayer supuso un entremés de lo que ocurrirá previsiblemente hoy y mañana en el Congreso. El PP está dispuesto a forzar la máquina para que sea González quien comparezca mañana en el pleno del Congreso.
De acuerdo con el reglamento del Congreso, el Grupo Socialista necesita hoy en la Junta de Portavoces, de la unanimidad de todos los demás grupos para poder cambiar el orden del día de la semana e introducir la comparecencia del Gobierno. El PP e IU insisten en pedir la comparecencia de González. Con el actual reglamento, no hay posibilidad de obligar al presidente a que comparezca, pues las comparecencias son del Ejecutivo, de forma genérica.
Segunda comparecencia
El portavoz parlamentario de CiU, Joaquim Molins, manifestó ayer, tras entrevistarse en La Moncloa con el ministro de Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, que no es descartable que sea necesaria la comparecencia de González la semana próxima, si resulta insatisfactoria la de Serra prevista para mañana.Joaquín Almunia, portavoz socialista, intentó ayer infructuosamente explicar por qué González sí acude hoy a dar explicaciones a su grupo y no lo hará mañana ante la opinión pública. "Quien mejor aglutina y garantiza las pautas a seguir en nuestro grupo es González", dijo.
Antes, el portavoz socialista hubo de reconocer la algarabía que se produjo la semana pasada en su grupo, entre guerristas y renovadores, al estallar el escándalo. Según Almunia, le causaron preocupación las declaraciones de miembros de su grupo y ya les ha hecho saber a algunos que en momentos difíciles es básica "la serenidad, el rigor y la cohesión". Como suele pasar en el Grupo Socialista, ante la presencia de González las discrepancias toman un cariz constructivo.
Aunque el líder socialista escuchará hoy peticiones de cambio de Gobierno, de que se tome la iniciativa política -y algún diputado incluso considerará conveniente que sea él quien hable a los ciudadanos, y no Serra-, la sangre no llegará al río.
Almunia recordó a los suyos, en los llamamientos a la prudencia que ha realizado, que las diferencias en el Grupo Socialista benefician a los adversarios y distinguió a la oposición política "de la que no está en la Cámara, actúa fuera de las urnas y quiere cambiar la mayoría parlamentaria desde 1993".
Se le pidió que fuera más preciso sobre estos poderes fácticos o tramas. Almunia señaló que leyendo la prensa algo ya se puede deducir. "He oído que Perote ha declarado su intención de 'meter mano' a García Vargas y Serra", explicó. "Hay gente que aprovecha las aguas revueltas para intentar torcer la voluntad expresada de los ciudadanos y conseguir sus objetivos, sin decir a la sociedad quiénes son y qué pretenden y, por tanto, sin presentarse a las elecciones".
El dirigente socialista se mostró dolido por la actitud del portavoz del PP, Rodrigo Rato. Almunia comentó que la actitud de Rato el jueves en la Comisión de Secretos Oficiales, en la que comparecieron Serra y García Vargas, estuvo presidida "por la insolencia y el filibusterismo".
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