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Clinton afirma que el recorte de la ayuda exterior de EE UU limita su autoridad

Antonio Caño

El presidente norteamericano, Bill Clinton, advirtió ayer que el plan del Congreso para reducir drásticamente la ayuda exterior es un ataque frontal contra su autoridad en la conducción de la política internacional y condenaría a Estados Unidos al aislacionismo con más fuerza que nunca en la última mitad del siglo. Clinton prometió vetar esos recortes cuando salgan definitivamente del Capitolio.

Es una difícil apuesta del presidente norteamericano. Lejos ya los tiempos de la generosa América del Plan Marshall, el recorte de la ayuda exterior es el más popular entre los que se necesitan para reducir el actual déficit presupuestario. Un 81% de los norteamericanos están a favor de disminuir la cantidad que EE UU dedica a la cooperación con otros países. Y la oposición republicana, que controla el Congreso, ha hecho de ese apartado una prueba de su voluntad de defender al contribuyente, aunque en realidad la ayuda exterior sea el chocolate del loro dentro del déficit público.El secretario de Estado, Warren Christopher, acudió la semana pasada al Senado para tratar de convencer a los congresistas de que la reducción de la ayuda exterior limitaría gravemente la posibilidad de Estados Unidos de influir en las políticas de otros países. Y ayer el propio presidente convocó a los periodistas para advertir que recortar ese presupuesto en más de 20.000 millones de dólares (alrededor del 30% de la ayuda actual), como pretende el Congreso, le dejaría con las manos atadas para desarrollar su política internacional.

"Se trata de un asalto frontal contra la autoridad del presidente para conducir la política exterior de Estados Unidos", declaró Clinton. El presidente, calificó la propuesta republicana de "la más aislacionista surgida del Congreso de Estados Unidos en los últimos 50 años" y anunció que la vetará.

"No ganamos la guerra fría para salir huyendo después y perder esta gran oportunidad de contribuir a la paz en el mundo", dijo Clinton. Funcionarios de la Administración han comentado anteriormente que la reducción de la ayuda exterior perjudicaría. gravemente el proceso de paz en Oriente Próximo y complicaría las relaciones con Rusia.

Nadar a la contra

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En la defensa de esta política, Clinton nada contracorriente. Aunque la ayuda exterior representa únicamente un 1% del presupuesto norteamericano, encuestas recientes revelan que un 41% de los norteamericanos cree que es, el mayor gasto público, por encima de la Sanidad o la Seguridad Social.

Es un mito establecido entre los estadounidenses que su país despilfarra el dinero en el extranjero, pero la verdad es que ese apartado supone sólo el 0,15% de su Producto Interior Bruto.

Pese a eso, en términos absolutos, la ayuda norteamericana es, por supuesto, un apartado importante en ciertas naciones. En África, donde Estados Unidos gasta la ya raquítica cifra de 1.000 millones de dólares al año, el Congreso republicano propone la completa eliminación de esa ayuda.

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