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Giscard arremete contra la falta de ideas de los candidatos al Elíseo

Enric González

El ex presidente francés Valéry Giscard d'Estaing tiene una opinión muy negativa sobre la actual campaña electoral. No hay ideas ni debate, no se habla de Europa ni del futuro ni se afronta seriamente el problema del paro. Admite, descorazonado, que "la historia de Francia es una cadena de revoluciones e inmovilismos, ajena a la reforma", y que "los franceses sólo aceptan cambios cuando están en desgracia".

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"Al parecer, un 12% de desempleo no es, como yo creía, desgracia suficiente para empujar hacia el cambio a los actuales candidatos", dijo ayer, durante un almuerzo con un grupo de periodistas. Giscard, que renunció a la candidatura por su ínfima cota en los sondeos, ha dado discretas muestras de apoyo al favorito, Jacques Chirac, y coincide en algunos puntos, como el de recortar el mandato presidencial de siete a cinco años, con el socialista Lionel Jospin. Sólo Édouard Balladur, al que evita nombrar, parece suscitar su total rechazo.Es Balladur el culpable de haber gobernado, durante los dos últimos años, con el único objetivo de contentar a todos y preparar su candidatura sin preocuparse apenas por la reducción del déficit público. "A estas alturas, me parece ya completamente imposible que Francia pueda estar en el grupo de cabeza de la Unión Monetaria en 1997% afirmó ayer Giscard. "Es lamentable que el Gobierno no se haya molestado en responder a las propuestas de la CDU

[Unión Cristiana Democráticaalemana, a la que pertenece el canciller Kohl] sobre la construcción europea y que la actual presidencia semestral francesa vaya a ser tiempo casi perdido".

El primer ministro candidato, cada vez más lo segundo y menos lo primero, encama indudablemente el "inmovilismo fatal" que Giscard denuncia en la actual sociedad francesa. Pero el inmovilismo que impera en la campaña puede estar muy relacionado con la evolución del electorado. Todos los candidatos han descubierto que los pensionistas son la principal fuerza a conquistar: 11 millones de franceses, una cuarta parte de los electores, tienen más de sesenta años. No es sorprendente que en ese segmento de la sociedad domine Balladur, con un 39% de la intención de voto en los sondeos.

Pensiones en alza

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Pero Chirac no quiere perder pie y promete aumentos por encima de la inflación para las pensiones más bajas, mientras el comunista Robert Hue ofrece un incremento automático de 600 francos (unas 15.000 pesetas) mensuales para todas las pensiones. El socialista Lionel Jospin, por su parte, pide a los jubilados que se "liberen del miedo al cambio, del miedo a perder sus pensiones, totalmente injustificado, y apuesten por el futuro".

El último tramo de la primera campaña, la que conduce a la votación que el día 23 dejará frente a frente a sólo dos candi datos, parece condenado a disputarse en un palmo de te rreno. Chirac sigue en cabeza, en torno al 24%, y Jospin y Balladur, en torno al 22%, se disputan la segunda plaza. Jospin admite: "Sólo llegando a la segunda vuelta, y rompiendo así el duelo personal Chirac -Balladur, se podrá hablar de programas, y los socialistas tendremos nuestra oportunidad". Pero hace falta llegar. Y Balladur no cede.

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