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"Occidente banaliza el Islam", afirma el escritor marroquí Driss Chraibi

Mahoma protagoniza su última novela

Driss Chraibi lleva desde 1954 metido en líos. Entonces, aún veinteañero, publicó en francés en el Marruecos previo a la independencia una novela rupturista, El pasado simple, que ahora aparece en España (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, traducción de Leonor Merino). Pronto se publicará El hombre del libro, cuyo protagonista es -con la que está cayendo- nada menos que Mahoma.

"Nunca busqué el escándalo", dice Chraibi. "El pasado simple cayó como una bomba, porque los independentistas la acusaron de hacer el juego a Francia. En realidad, rompía con la visión francesa sobre los marroquíes, a quienes veían como indios de Hollywood, y también sacudía muchas tradiciones magrebíes".El protagonista de su última obra, El hombre del libro, es más que un hombre: Mahoma. "El detonante", dice Chraibi, "fue presenciar el nacimiento de uno de mis hijos y ver en los ojos de mi mujer el dolor y la alegría de la creación, algo a la vez animal y sagrado. Mahoma estaba recluido en una gruta cuando tuvo la revelación. Esa gruta fue para mí como el útero. Relato las 24 horas antes de la revelación, y ahí me detengo". Sitio muy prudente para pararse, aunque se supone que, Chraibi, a esas alturas, ya se habría acostumbrado a la oscuridad de la cueva. Pero él no ve en ello prudencia, sino literatura: "Me paro ahí porque no soy profeta ni guru, sino escritor: alguien que no es nunca consciente, porque si lo fuese estaría siempre mirándose el ombligo".

Chraibi no elude el tema de los islamistas: "Cuando El pasado simple, el fenómeno no existía. Sigue sin existir en Marruecos. Occidente piensa en el fundamentalismo de Argelia o Irán, pero no en el de Arabia. El caso argelino: 130 años de colonialismo, una guerra durísima de liberación, 30 años de socialismo importado; Argelia no ha encontrado aún su identidad. Marruecos sufrió menos, y su identidad cultural es antiquísima y sólida. Occidente, al informar sobre el islam, lo banaliza".

Chraibi ha vuelto en noviembre a Marruecos; había salido en 1945, para estudiar, en Francia: "Viajé en coche de Tánger a Agadir, y he visto un gran tirón económico y cultural. Sólo puede haber peligro no de una revolución no religiosa, sino de pobres contra ricos. Las ciudades enloquecen a la gente, pero si en Nueva York he sentido miedo, no en Marruecos".

Chraibi dijo una vez que nunca iba ya a escribir de Marruecos en serio. Sigue en ello: "Cada vez tiendo más al humor. Por ejemplo, el protagonista de varias de mis novelas: el inspector Alí. Sé que Vázquez Montalbán tiene un personaje parecido, Carvalho, pero no quiero leerlo para que no afecte a Alí".

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