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La crisis del Gobierno de Dublín retrasará el diálogo de paz en Irlanda del Norte

En un simbólico gesto tendente a tranquilizar a los partidos políticos de Irlanda del Norte, el ex primer ministro irlandés, Albert. Reynolds, celebró ayer en Dublín una nueva reunión del Foro por la Paz y la Reconciliación, que agrupa a 39 miembros representantes de todas las tendencias republicanas a ambos lados de la frontera irlandesa. Sin embargo, ni los gestos de Reynolds ni las declaraciones optimistas sobre el imparable proceso de paz en el Ulster realizadas por el ministro de Exteriores británico Douglas Hurd, pueden neutralizar el indudable impacto negativo que el desplome del Gobierno de Reynolds tendrá sobre las futuras conversaciones de paz.

Para empezar, y con un vacío de poder en Dublín que tardará -en el mejor de los casos- más de uña semana en resolverse, todo el calendario de actuaciones previstas por los Gobiernos de Irlanda y del Reino Unido en torno al futuro del Ulster tendrá que sufrir ahora un importante retraso.

El primer paso para el restablecimiento de la normalidad política en la República de Irlanda pasa por la dimisión de Albert Reynolds como líder del Fianna Fáil, el partido. que ha gobernado el país en coalición con los Laboristas durante los últimos 22 meses.

Su dimisión y su más que probable sustitución por el joven ex ministro de Economía, Bertie Ahem, de 43 años, era contemplada ayer por la mayoría de los analistas como la única posibilidad de reconstrucción de la coalición de Gobierno entre el Fianna Fáil y el Partido Laborista.

Más allá de las diferencias políticas entre ambas formaciones, la ruptura de la coalición y la subsiguiente crisis se ha debido a un problema de falta de confianza del líder. Laborista, y ex vicepresidente del Gobierno irlandés, Dick Spring en la figura de Reynolds. Pese a las dificultades de ensamblar un nuevo Gobierno sobre la base de los dos viejos aliados, esta salida sería acaso la única capaz de evitar unas elecciones generales anticipadas. Otra solución contemplada por los analistas- irlandeses ayer era la de una coalición arcoiris basa da en una alianza de los partidos menores,excluyendo al tradicional Fianna Fáil.

La única forma de. que la amenaza, de unas elecciones no se materialice pasa por la formación cuanto antes de un nuevo Gobierno, necesariamente de coalición ya que ninguno de los partidos políticos representados en el Parlamento irlandés -166 miembros- cuenta con la mayoría suficiente.

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Todo este proceso retrasará el calendario de las conversaciones, de paz en Irlanda del Norte. En primer lugar porque Dublín ha sido una pieza clave en la propia iniciativa de paz. Frente al Gobierno de Londres, más cauteloso y reacio a acelerar la marcha de las conversaciones con los partidos políticos del Ulster, el Gobierno de Dublín, y en concreto su ex primer ministro Reynolds, se ha caracterizado por una actitud favorable a allanar el camino para la normalización de la vida política en Irlanda del Norte. Además queda pendiente el tema del borrador de instituciones autonómicas para el Ulster que tienen entre manos ambos Gobiernos y que tendrá ahora otros encargados.

Sólo el mantenimiento de Dick Spring en un cargo relevante del futuro Gobierno permitiría acortar el proceso de asimilación del asunto norirlandés en el nuevo Ejecutivo; Queda por aclarar si Spring, el líder laborista, ha salido reforzado de esta crisis o si sus violentos ataques a Albert Reynolds han desgastado también su imagen.

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