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La viuda de Von Karajan resalta la curiosidad insaciable del músico

Recibió 10 discos de platino por los 50.000 álbumes vendidos en España

El gregoriano de Silos ya tiene quien le suceda. La viuda de Herbert von Karajan, Eliette, recibió ayer en Madrid 10 discos de platino por la venta en España de 250.000 copias del álbum Adagio Karajan, una selección de fragmentos lentos populares de Mahler, Albinoni, Brahms, Sibelius, Pachelbel y otros compositores. Ni en Francia (180.000 ejemplares vendidos), ni en Italia (75.000) han alcanzado una cifra parecida.

Desde mayo de este año Adagio Karajan figura ininterrumpidamente en los primeros lugares de las listas de discos más vendidos en España, al lado de los conjuntos estelares del pop y el rock. Un fenómeno que no deja de llamar la atención, a pesar de la importancia de este controvertido director, fallecido en 1989.Eliette von Karajan irradia vitalidad en todos sus gestos. La viuda del director de orquesta más poderoso de este siglo se divierte posando para los fotógrafos, y disfruta conversando.

"La fascinación que produce mi marido", dice Eliette von Karajan, "proviene de la facultad que tenía para transmitir al público su fuerza y potencia interior. Él tenía además una extraordinaria facilidad para descubrir dónde se encontraba el arte. Le puedo asegurar que detectaba a los cantantes o jóvenes instrumentistas casi a primera vista, apostaba por ellos, y no se equivocaba. Decían de él que era un regalo del cielo, pero este regalo se lo trabajaba sin descanso día a día con una tenacidad encomiable. No dejaba ni un instante de pensar en la música".

Sobre el carisma del músico, su viuda dice: "Mire, ahora hay directores especialistas en Bach, otros en el romanticismo y otros en la música de este siglo. Herbert dirigía música de todas las épocas, pero hasta las más banales adquirían en sus versiones otra distinción. Era, evidentemente, un perfeccionista. Pero creo que una de las claves de su éxito era su enorme curiosidad, su deseo insaciable de aprender", explica.

"Le gustaba hablar con la gente sencilla, con los marineros, con todos aquellos que le pudieran enseñar algo. Y aunque tenía fama de afición por los coches rápidos o por otras cuestiones, siempre prevalecía la música. Su, capacidad de concentración, bien con la filosofia, la meditación o el yoga, para sacar fuera de sí lo que tenía dentro era extraordinaria", concluyó.

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