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EL PRESTIGIO DE LOS PREMIOS

Ernesto Sábato: "El primer deber de la literatura es tener el coraje de decir la verdad"

El escritor argentino abre el congreso de premios Cervantes en Valladolid

El escritor argentino Ernesto Sábato, de 83 años, abrió ayer en Valladolid la primera jornada del congreso Los Cervantes: la hora del español con esta declaración de principios: "Mis novelas no son para divertir ni para pasar el rato. El primer deber de un escritor es tener el coraje de decir la verdad". En un tono pesimista e irónico, el autor de Sobre héroes y tumbas, premio Cervantes 1984, habló de los peligros de la adoración ciega de la tecnología -él lo llamó tecnolatría- y contra la inútil aspiración del purismo en el idioma. "Las únicas lenguas puras son las lenguas muertas", dijo Sábato. Por la tarde fue el turno de Francisco Ayala, premio Cervantes 1991, quien hizo un repaso autobiográfico de su travectoria literaria.

En el paraninfo de la Universidad vieja de Valladolid, abarrotado de estudiantes, Ernesto Sábato hizo una larga introducción antes de leer su conferencia, en la que destacó que el arte es el único instrumento que sirve al hombre, ya que se plantea las grandes preguntas sobre la condición humana en contraposición a la ciencia que, "por esencia, es un saber amoral".Sábato, doctor en Ciencias Físico-Matemáticas, contó cómo abandonó la investigación científica por la literatura, cuando en 1943, estando encerrado en los laboratorios Curie trabajando sobre la partición del átomo, vislumbró "el principio del apocalipsis". "Pude ver la ciencia en sus cotas más altas y abstractas y no hay nada peor para el hombre de carne y hueso. Con verdades científicas no se ayuda al hombre".

"Entonces fui llamado traidor", continuó Sábato, "y muchas veces después anticuado y reaccionario. Hoy lo menos que se puede decir de aquellos proguesistas es que eran miopes porque el mundo está cada vez peor. Físicamente hablando, el fin del mundo puede ocurrir en 30 o 40 años".

A continuación, el escritor argentino animó a los jóvenes a "no acomodarse al mundo nunca" y a "reivindicar viejos valores" porque hay épocas como la actual en que "lo progresista es reaccionario y lo reaccionario progresista".

Siguiendo con esta línea de argumentación, Sábato defendió en su conferencia que "nada de lo que tiene que ver con los seres humanos es puro y que por tanto las únicas lenguas estables son las muertas". "Los idiomas no se corrompen, se transforman". El autor de El túnel afirmó que la lengua es "creación del pueblo y. de los grandes escritores", una energía viva que rechaza todas las normas e imposiciones, incluidas las lógicas, ya que, ejemplificó: "Si decimos físico atómico por qué no vale médico tuberculoso".

Sábato, que confesó haber rechazado en tres ocasiones entrar en la Academia de la Lengua, únicamente hizo un alto en sus críticas al empeño purista del idioma. Fue para condenar la servidumbre lingüística del español con los Estados Unidos y el inglés: "La lengua moderna se comprime en 27 palabras. He visto los telefilmes norteamericanos y he tenido la paciencia de tomar nota de las palabras que usan y no son más de 25 o 27, que se repiten hasta tres o cuatro veces".

Ernesto Sábato hizo, también una defensa de la diversidad lingüística, en concreto del catalán y otras lenguas no castellanas de España, tema que pende como un nubarrón sobre este congreso de Valladolid, concebido como un homenaje al castellano y al que asisten otros cuatro premios Cervantes: Francisco Ayala, Miguel Delibes, Gonzalo Torrente Ballester y Adolfo Bioy Casares, que intervendrán en los próximos días.

Libertad

Sábato afirmó que "Cataluña es una nación, que debe haber libertad para todos y que cada uno hable la lengua que le resulte más eficaz: el hombre es el mismo en todas partes". Ernesto Sábato cerró su primera intervención en estas jornadas con una larguísima ovación de los estudiantes, pero con una mala noticia para sus lectores: no volverá a escribir novela. "En Abaddón el exterminador está mi propia tumba. No soy un industrial de la literatura. Como narrador ya dije todo lo que tenía que decir".

Francisco Ayala intervino a última hora de la tarde de ayer. Aseguró que no sólo "la lengua española no corre ningún peligro", sino que goza de una "extraordinaria vitalidad". El académico Emilio Alarcos, presidente del comité organizador del congreso, reiteró, con objeto de aplacar cualquier tipo de susceptibilidades, que el Documento de Valladolid -manifiesto de exaltacion del castellano que será firmado mañana, miércoles, por todos los premios Cervantes reunidos en Valladolid, así como los ausentes, que lo harán por delegación- "será completamente aséptico", sin dar lugar "a ninguna lectura política". Alarcos anticipó que se tratará de un documento breve en el que se recogerán postulados generales sobre el, idioma español.

El escritor y académico Miguel Delibes definió ayer la lengua hispana como el instrumento que canaliza y hermana las culturas española e iberoamericana.

"Una broma o un exabrupto..."

"Es el más alto honor de mi vida recibir el Premio Miguel de Cervantes, doblemente honroso por serme entregado de las manos de un hombre que los partidarios de la libertad admiramos y respetamos: su majestad don Juan Carlos I, rey de España". Éstas fueron las primeras palabras de Ernesto Sábato en su discurso de recepción del Premio Cervantes el mes de abril de 1985.Ayer, 10 años después de que le fuera concedido el máximo galardón de las letras hispanas, el escritor argentino no quiso polemizar con el Nobel español y flamante premio Planeta Camilo José Cela, que días atrás dijo que "el Cervantes es un premio cubierto de mierda".

Sábato se limitó a señalar que Cela "es un magnífico escritor" a quien no podía juzgar y que la frase citada debía de tratarse de "un exabrupto o una broma" del escritor gallego: "No todos los premios Cervantes se pueden calificar así", concluyó diplomáticamente Sábato.

Francisco Ayala tampoco quiso entrar en lo que denominó "el juego cruzado de los premios" y declinó hacer cualquier comentario sobre las manifestaciones de Cela. No obstante, el autor de El jardín de las delicias afirmó: "El Cervantes es el premio más importante que existe y tiene menos fallas que el Nobel. Nunca me he presentado a un premio literario, y los que me han dado me han supuesto una gran satisfacción. Los premios son algo secundario en la vida de un escritor. Ahora bien, tampoco hago el teatro de fingir que los desprecio".

Por su parte, Miguel Delibes se negó tajantemente a hacer declaraciones sobre esta polémica que desde hace unos días afecta al mundo literario español.

Polémicas aparte, el momento más emotivo de la jornada se produjo, sin duda alguna, cuando a Ernesto Sábato se le quebró el alama al oír que se le preguntaba por Matilde, su compañera de toda la vida, actualmente inválida.

Recordó emocionado cuando la conoció a principios de los años treinta, siendo él dirigente de las Juventudes Comunistas y estando perseguido por la policía. "Matilde tenía entonces 17 años y se escapó de su casa para irse a vivir conmigo, un aventurero. Hoy, en tiempo de muerte, valoro mucho más todo lo que hizo por mí con valor, inteligencia y sinceridad. ¿Qué más puedo decir?".

No hubo más preguntas.

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