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Israel y Jordania ultiman su tratado de paz

El borrador del tratado de paz jordano-israelí fue firmado ayer en Ammán por el primer ministro israelí, Isaac Rabin, y su homólogo jordano, Abdul Salam Mayali. La aprobación del tratado por los Gobiernos y Parlamentos de ambos países parece alcanzada de antemano. Es inimaginable que la autoridad del rey Hussein sea contestada por los ministros o los parlamentarios jordanos. En Israel, la oposición nacionalista y religiosa ha confirmado su apoyo total a Rabin en este tema. La rúbrica final, en un lugar de la frontera aún sin concretar, será el próximo, día 26, y al acto asistirá Bill Clínton, según anunció anoche la Casa Blanca. Clinton, que será el primer presidente norteamericano que viaja a Oriente Próximo desde Jimmy Carter en 1979, ha sido el primero en congratularse del acuerdo alcanzado en Ammán.

Anoche mismo, el Gobierno israelí dio su respaldo unánime a este histórico acuerdo, que selló el ministro de Exteriores israelí, Simón Peres, al besar las dos mejillas del rey Hussein.Las diferencias entre los dos países sobre el trazado de fronteras y reparto de recursos de agua han sido resueltos mucho antes de lo previsto. Se esperaban discusiones largas y arduas y que al menos un año separaría, la firma en Washington del documento que ponía fin al estado de guerra, y el acuerdo de paz. Pero, en menos de tres meses, el texto del tratado tiene ya el acuerdo de jordanos e israelíes. Los portavoces de ambos Gobiernos indicaron que hoy comenzarán en el puerto jordano de Áqaba las negociaciones técnicas que en tres días darán cuerpo a los detalles del acuerdo.

Los dos pueblos están convencidos de que, sin la firma en Oslo de los acuerdos entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), jamás el rey Hussein habría osado abrir negociaciones de paz con Rabin. Pero una vez embarcados en el proceso, el soberano jordano ha aprovechado el tiempo al máximo, ha convenido con Rabin los grandes principios y con ello ha facilitado el acuerdo sobre los detalles.

Es cierto que EE UU ha impulsado el proceso. En Washington se explicó a los dos dirigentes que el presidente Clinton quería que la firma del acuerdo de paz tuviera lugar antes de las elecciones al Congreso norteamericano del 8 de noviembre. "Esto es un logro extraordinario que debe de ser aplaudido por los amigos de la paz en todo el mundo", declaró ayer Clinton.

Durante la conferencia de prensa conjunta celebrada en Ammán tras la firma del acuerdo, un periodista preguntó a Rabin qué país salió ganando y cuál perdiendo. "Nadie ha perdido. Los dos hemos ganado. Hemos encontrado la forma de tender un puente sobre nuestras diferencias", respondió el primer ministro israelí, que no vaciló en aplaudir el coraje y la determinación del rey Hussein por alcanzar la paz.

Al aceptar que el trazado final de las fronteras corresponde, más o menos, a la frontera internacional existente bajo el mandato británico, Rabin ha renunciado a unos 330 kilómetros cuadrados de territorio, fundamentalmente en el desierto de Araba, al sur d el mar Muerto, que Israel se apropió en la guerra de 1949. Inicialmente Jordania reclamaba 380 kilómetros cuadrados, pero esta concesión ha permitido al soberano hachemí declarar: "Esto es un regalo ofrecido al pueblo jordano. Hemos recuperado nuestras tierras". Pero existe un problema. Una parte de esas tierras es cultivada por campesinos israelíes, por lo que o bien el Gobierno jordano las concede en alquiler a largo plazo a quienes las cultivan, o bien se establece un intercambio de tierras entre los dos países.

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En cuanto a compartir los recursos del agua, el borrador prevé soluciones a corto, medio y largo plazo. A corto plazo, Israel desviará alrededor de 60 millones de metros cúbicos de agua del lago Tiberiades hacia el Jordán, desde donde este agua será conducida a Ammán, donde la población sufre desde hace tiempo falta de agua potable. A medio plazo, los dos países construirán en común presas que aumentarán los recursos de agua disponibles, y a largo plazo se construirán conjuntamente plantas desalinizadoras del agua del mar.

Egipto, el primer país árabe en firmar la paz con el Estado hebreo en 1979, felicitó anoche a Jordania e Israel y consideró que el acuerdo alcanzado es "un paso hacia adelante" en el proceso de paz de la región.

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