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Tribuna:CRONICAS
Tribuna
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Claudia Eco Maradona

Juan Cruz

Claudia Schiffer es mucho más alta que Umberto Eco. Ambos se encontraron como colegas en el mismo pasillo del módulo 4 de la 46ª Feria Internacional del Libro de Francfort que mañana se cierra por un año. Dentro de doce meses recomienza, como si no se hubiera terminado. Puntualmente, todos los editores estarán en el mismo expositor, como las chicas alegres de Amsterdam, como si el tiempo los hubiera detenido allí. Eco, que se hizo famoso en Francfort hace años, con El nombre de la rosa, vino ahora, otra vez, a promover una novela suya ya menos secreta, La isla del día anterior, y Claudia Schiffer vino a anunciar la aparición de sus recuerdos. Sin presencia humana, pero en espíritu, por iguales pasillos deambulaba el fantasma de un libro sobre Maradona, y en rincones ahora menos claros de la feria se solapaban hallazgos de Naomi Campbell con vestigios eróticos de Madonna. Quien no ha podido venir es James Hewitt, el amigo de Lady Di que el lunes pasado puso en circulación en Inglaterra, con la ayuda de una nieta de Pasternak, su libro de confidencias sobre sus supuestos amores con la princesa; en un minuto vendió 70.000 ejemplares en Londres, y vendería más, decía ayer en Francfort una inglesa del sector, si su agente pusiera una denuncia contra él por traicion a la confianza real y se iniciara ya un proceso para colgarle.Así que esto es una feria, cómo es natural. Hace 20 años podía venir en solitario Mohamed Ali y tener su propio show, pero ahora tendría más competencia, porque sin show no se vende un libro. El marketing Tanda en el negocio. En Los Ángeles, donde se celebró este año la feria de los libreros americanos, los libros se vendían como chaquetas, antes de ser escritos, al peso y de acuerdo con los planes de marketing de agentes y editores. Aquí al menos los libros son reales; los editores echan de menos, sin embargo, cierta excitación, algún descubrimiento. La gente dice que a Francfort se viene a confirmar, no a descubrir. Los negocios editoriales se hacen antes, o después; es tal la presión que se ejerce, de todos modos, sobre los editores para que simulen que han comprado o están a punto de hacerlo que uno de ellos ha inventado uña fórmula, aún no descubierta por los medios, para desconcertar a los periodistas curiosos: cita títulos de libros viejos de su propio almacén que luego salen en las crónicas como novedades inminentes del mercado editorial. Un editor que corrió veloz el año pasado por los pasillos de Francfort en busca de un original inédito de Cervantes, hasta que a mitad de camino percibió que había sido objeto de una broma pesadamente literaria. Pero la broma alcanza niveles de realidad virtual con una verdad editorial que ha marcado este año la feria de Francfort: un inédito real de Julio Verne ha surcado el mundo de la oferta y la demanda para confirmar lo que ha dicho la Unesco: es el más vendido de la historia, y también el más inagotable. A falta de esa excitación que echan de menos agentes y editores -y periodistas- Francfort está marcada por la ironía: antes había más relax, ahora hay más negocio, pero hay tiempo para la ironía: una demostración de ellos es la frase que figura en todas las entradas de la feria, que corresponde a un texto del portugés José Saramago y que constituye una descripción paródica del trabajo editorial.

Se encontraron Eco y Schiffer, pero no se encontaron. con el Papa, que es otro gran ausente de la feria. Su famoso libro (Cruzando el umbral de la esperanza) ha revoloteado como el Espíritu, Santo, pero sólo ha habido dos ejemplares secretos, en la edición norteamericana, que manejaba. su editor como pan sagrado: envuelto en los oropeles del misterio, el libro mismo es un objeto memorable; cubierto de púpura y blancura, lleva los colores papales e incluso su propia letra manuscrita; parece un misal de gloria, al menos en la edición norteamericana, que además tiene una gemela en español, para llegar a los 28 millones de hispanoparlantes que hay en Estados Unidos. Nops, que lo publica, ha hecho una edición idéntica en nuestra lengua, También con el mismo formato misal de primera comunión y con la frase "No temais" que el Papa ha convertido en el eslogan de su lanzamiento.

Los distintos factores de este negocio que tiene en Francfort su fiesta -su samba, porque este año se dedica a los escritores brasileños- echan de menos los años de los descubrimientos, el citado Eco, el famoso Suskind...; ahora está todo mucho más prefabricado, como las personalidades que aquí se venden.

-Ahora, decía ayer una agente literaria, todo es menos volátil que antes, pero entusiasma menos. Nadie toma demasiados riesgos, porque se sabe qué va a pasar con cualquier cosa.

-¿Hubieran descubierto aquí a James Joyce?

Pensó un momento, y luego dijo:

-En este momento tendría que venir presentado por Claudia Schiffer para que le hicieran caso.

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