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El Festival de San Sebastián apuesta por el cine independiente y los nuevos realizadores

El certamen donostiarra cierra su programación con 16 filmes a concurso

JOSE LUIS BARBERIA El Festival Internacional de Cine de San Sebastián encara su 42ª edición acentúando su conocida apuesta por los nuevos realizadores y las cinematografías menos conocidas. Siete de las 16 películas a concurso en la sección oficial y otras 12 encuadradas en zabaltegi (zona abierta) pertenecen a las consideradas óperas primas y aspiran a ese premio de 300.000 ecus, unos 40 millones de pesetas. El certamen donostiarra repite este año la misma fórmula de variedad cinematográfica y de equilibrio entre los nuevos valores y los grandes cineastas consagrados.

Ayer, en la conferencia de prensa en la que fueron presentados los distintos ciclos, Diego Galán y Manuel Pérez Estremera, director y delegado general del festival, respectivamente, pudieron alardear de tener la programación prácticamente cerrada a falta de dos semanas para la ceremonia inaugural, pero no desvelaron el destinatario del Premio Donostia.Los rumores, tan frecuentes en este tipo de acontecimientos, apuntan a Jack Lemmon como destinatario de este premio pero, según fuentes consultadas por EL PAÍS, esa opción, que sí fue barajada el pasado año está totalmente descartada. Quienes sí vendrán serán el realizador Quentin Tarantino, ganador de la última Palma de Oro de Cannes y Kieslowski, -viejo conocido del certamen donostiarra, que traerá su trilogía, así como Robert Weiss. Ambos se sumarán a la lista de invitados ilustres en la que figuran ya el realizador norteamericano Oliver Stone y los actores Penelope Ann Miller, William Hurt y Terence Stamp.

Tres películas españolas concurren en al sección oficial a la Concha de Oro, el máximo galardón. Se trata de El detective y la muerte, de Gonzalo Suárez, con Javier Bardem, María de Madeiros, Carmelo Gómez, Héctor Alterio y Charo López; Dias Contados de Imanol Urihe, película en la que intervienen igualmente Javier Bardem y Carmelo Gómez, junto a Ruth Gabriel, Karra Elejande y Candela Peña, y Todo es mentira, de Álvaro Fernández Armero y Penélope Cruz, Coque Mala, Jordi Molla, Gustavo Salmerón y Ariadna Gil.

Diversidad

Más diversa que nunca por el número de países representados, 12 en total, la sección oficial incluye la película india Antareen, inspirada en un poema de Tagore, realizada por Mrinal Sen; la coreana La historia de Hollywood kid, de Chung Ji-Young y la china Pólvora roja, pólvora verde, del joven director He Ping, que ya asombró a los cinéfilos con su anterior obra, The Swaordam in Double Flag Town. A la Concha de Oro aspiran igualmente, las películas británicas, Second best, de Chris Menges, y Shallow grave, de Danny Boyle; las norteamericanas Scenes from the new world, de Gordon Eriksen y Heather Johnston, y The Beansof Egypt, Maine, de Jennifer Warren; la alemana Regreso, de Silvana Abbrescia, y la austríaca Sin compasión para el cobarde, de Andreas Gruber.

Francia dispone este año de una amplia representación aunque sea a través de coproducciones como Coeur fragile, de Ermek Shinarbaev; Fado, majeur et mineur, de Raúl Ruiz; Mon amie max, de Michel Brault y La partie d´echecs, de Ives Hanchar.

Fuera de concurso participarán en la misma sección, The Shadow de Rusell Mulcahy; Las aventuras de Priscilla, reina del desierto, de Stephan Elliot; Peligro inminente, de Phillip Noyce y, finalmente, en la sesión de clausura La mujer y el pelele, de Jacques Baroncelli, película muda con acompañamiento musical en directo.

El jurado que otorgará el premio estará formado por el productor, crítico cinematográfico y director, Karl Baumgarther; el joven realizador español Julio Medem; la actriz Francesca Neri; el director. mexicano ganador de la Concha de Oro en la pasada edición del festival donostiarra, Arturo Ripstein; el director de la Cinematlièque Française, Jean Saint-Geours y el productor y director Robert Wise, codirector de West side story, película que se proyectará en el velódromo de Anoeta. Como cada año, los organizadores del certamen buscan implicar a la ciudad al máximo en lo que constituye su acontecimiento cultural de mayor proyección.

Las entradas, rebajadas el pasado año, mantendrán los mismos precios y. el velódromo de Anoeta ofrecerá todas las mañanas el espectáculo de 3.000 niños viendo cine en pantalla gigante. Por primera vez, los donostiarras podrán seguir desde sus hogares el desarrollo del festival por medio de un circuito interno de televisión.

Las secciones retrospectivas estarán dedicadas este año a William Dieterle, el cineasta alemán admirado por John Houston, que mostró las inquietudes artísticas y política de la Alemania prenazi, y a John Sayles, un director independiente norteamericano. Al igual que en la pasada edición, el Festival de San Sebastián ha programado el ciclo Los mejores 100 años de nuestra vida con el que se suma al próximo centenario del nacimiento del cine.

Adiós a la incertidumbre

San Sebastián ultima los preparativos de su próximo festival desde la confianza que da el saberse poseedor de una fórmula ensayada con más o menos éxito el pasado año, en el que la obligada y arriesgada búsqueda del cine inédito de actualidad y la vocación por el descubrimiento de nuevos valores cuenta con la cobertura de secciones y ciclos de absoluta garantía.Puede decirse que esa fórmula de equilibrio en el que las incógnitas y las sorpresas viajan junto a las obras de autores consagrados y a las películas premiadas en los otros festivales internacionales constituye el anclaje que mantiene actualmente al certamen donostiarra a salvo de los violentos bandazos de épocas pasadas.

En las últimas ediciones, la crítica se ha mostrado igualmente exigente a la hora de enjuiciar las películas, pero ya no cuestiona, o lo hace en tono mucho menor, la estructura organizativa básica, el esquema del certamen, el rumbo o el propio sentido de este festival.

La sensación de provisionalidad, imperante en tantas ediciones, de confusión, de falta de identidad, parece definitivamente conjurada y esta solidez actual, derivada de la continuidad en el trabajo sobre una idea de certamen que se ha revelado más o menos airosas dadas las circunstancias del calendario cinematográfico, la competencia exterior y el presupuesto propio, le permite fortalecerse progresivamente y extender su influencia.

La agitación que reina actualmente en el palacio del Victoria Eugenia de San Sebastián tiene poco que ver con la incertidumbre vital de épocas anteriores y forma parte de los preparativos propios de un acontecimiento tan intenso y sujeto a múltiples variables como un festival internacional de cine.

Definitivamente,San Sebastián, "el festival de septiembre" ya no se juega el ser o no ser en cada edición.

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