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La "guerra sucia" argentina sigue provocando crisis políticas

El viceministro de Defensa del Gobierno argentino, Vicente Massot, pagó con su dimisión el grave error político de no advertir al ministro Óscar Camilion y al presidente de la nación, Carlos Menem, sobre los antecedentes de los oficiales de la Marina, Antonio Pernías y Juan Carlos Rolón, propuestos para ascender al grado de capitán de navío a pesar de las acusaciones contra ellos por gravísimas violaciones de los derechos humanos durante la dictadura militar que devastó al país entre 1976 y 1983.

Cuando la informacion se filtró a la prensa el propio Menem dijo que todo era "una burda mentira" y una "aberración". El presidente de la nación aseguró que "en ningún momento el Gobierno promovió ascensos de esa magnitud". El miércoles, los periódicos reprodujeron el pliego de ascensos enviado al Senado que habían firmado el ministro de Defensa y el presidente de la nación y allí figuraban Pernías y Rolón. Los dos oficiales fueron reconocidos y acusados de torturadores por los supervivientes del centro clandestino de detención que funcionaba en la Escuela de Mecánica de la Armada.

Esta crisis política es sólo un anticipo de las secuelas de la dictadura, aún por superar. En los próximos años hay previstos nuevos ascensos conflictivos.

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