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El 'Tirano Banderas' de García Sánchez, recibido con disparidad de opiniones

El emotivo filme italiano 'Un alma dividida en dos' cierra el festival de Valladolid

Hay cineastas -por desgracia, muy pocos- con vocación de suicidas, gente admirable que hace lo que su instinto de libertad les pide, aunque ello comporte el máximo riesgo. Un cineasta de esta especie es José Luis García Sánchez, que hace un par de años se embarcó -mano a mano con el escritor Rafael Azcona y rodeado por una piña de técnicos y actores españoles, cubanos y mexicanos, encabezados por el italiano Gian Maria Volonté- en la misión imposible de convertir en imágenes Tirano Banderas, de Valle-Inclán. Con ella ha despertado una viva y rica disparidad de opiniones.

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Completó la última jornada del concurso de la Seminci la película italiana Un alma dividida en dos, dirigida por el joven Silvio Soldini y protagonizada por Fabrizio Bentivoglio, que obtuvo por este trabajo un merecido premio en el pasado festival de Venecia.Es una buena historia, áspera, amarga y con magníficos brotes líricos, situada en la línea que abrió, dentro de las tradiciones del realismo italiano, el excelente filme de Gianni Amelio Niños robados, por citar una película vista en España y que por ello sirva como referencia al lector. Merece la pena. Hay sinceridad, lucha y desgarro en ella.

La película cuenta una dolorosa historia de amor entre un guardián de unos grandes almacenes y una muchacha gitana con la que se ve involucrado y con la que finalmente huye de la sociedad opresora que les envuelve, una sociedad donde el racismo vuelve a morder en la identidad de las personas que habitan sus cunetas.

Arriesgada apuesta

El plato fuerte de este último día de la Semana Internacional de Cine de Valladolid fue el estreno de Tirano Banderas, la arriesgadísima apuesta de José Luis García Sánchez de convertir en cine la complejísima trama, o antitrama, del tremendo retablo esperpéntico creado por Valle Inclán.Esta película ha despertado en quienes la han visto una muy viva disparidad de opiniones, pues gusta mucho a unos y otros afirman que les deja fríos e incluso perplejos. Se trata del único filme español que entra a concurso en este certamen.

Dice su director: "La extrema dificultad de poner en imágenes la prosa de Valle Inclán es para echarle atrás a uno. Pero una vez que se mete uno en esa tarea, no hay manera de dejarla. Rafael Azcona y yo hicimos cinco versiones del guión. Fue un trabajo duro. La novela se resistía a dejarse atrapar por las redes que le tendíamos. Tuvimos que destruir su estructura circular, esa peculiarísima forma de mosaico o de retablo que tiene, y para hacer posible su filmación nos vimos forzados a crear en ella una sucesión cronológicamente ordenada de los episodios y de la peripecia argumental".

"Pero más dificultoso aún que esta reordenación de tipo formal", prosigue el cineasta, "fue el esfuerzo que hicimos para mantener los diálogos tal como los escribió Valle Inclán y hacerles entrar intactos, sin que nosotros añadiéramos una sola palabra, en la pantalla. La enorme fuerza y la singularidad idiomática de estos diálogos hace que tiendan a salirse fuera de la pantalla y quieran escapar de la película, por lo que teníamos que domesticarlos de alguna manera, meterlos con alguna argucia dentro de las imágenes".

"A grandes rasgos", añade García Sánchez, "esta argucia consiste en explicar lo que los personajes dicen coordinándolo visualmente con lo que hacen, es decir: en desentrañar con ritmos de lenguaje cinematográfico los complejos periodos e inflexiones -menos visuales de lo que a primera vista parecen- del estilo literario de Valle. Para ello, si queríamos mantener los diálogos de la novela, era necesario, por un lado peinarlos, pues sólo así podían ser dichos por los actores y resultar creíbles".

"Y por otro lado crear entre el personaje Tirano Banderas, el gran fantoche que interpreta Volonté", añade García Sánchez, "y la continuidad argumental de la película unas mediaciones que lo acercaran a la verosimilitud naturalista. Estas mediaciones, o si se quiere bisagras, son las que encarnan algunos personajes más inmediatos y más fácilmente creíbles, como los que interpretan Juan Diego y Javier Gurruchaga".

Un trabajo duro

"Fue un trabajo duro y complicado, pero hubo algo que lo facilitó: que Gian Maria Volonté entendió a la perfección qué es el esperpento y que éste requiere una interpretación de carácter expresionista. Volonté es un actor expertísimo, que domina los géneros del grotesco italiano y no le fue difícil lograr esta exageración contenida. Además se enamoró literalmente de Valle Inclán".Esta tarde se dará a conocer la película ganadora de esta 38ª Semana de Cine de Valladolid. A lo largo de los últimos siete días se ha proyectado una magnífica selección de filmes que convierten a este certamen en un admirable escaparate del cine que viene.

En esta edición se ha ofrecido también un homenaje a Miguel Delibes con la proyección de películas basadas en sus novelas y relatos, así como otras en las que ha colaborado en el guión.

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