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Palabras como navajas

Es un signo de alta competencia profesional definir un propósito con la exactitud con que lo hace García Sánchez y lograr acercarse tanto a él como lo logra en la pantalla de Tirano Banderas. En esta película, la cercanía entre lo que se busca y lo que se encuentra es tanta, que hay que situarla en niveles de alta exigencia superiores a los normales, tanto en lo que respecta a quienes la hicierom como a los cirterios de quienes ahora la recibimos.Estamos ante la búsqueda de algo tan dificil como sostener una película de principio a fin sobre el filo de un cuchillo tan afilado como es la palabra -a veces casi imposible de transitar con la voz-, de Valle Inclán. Y esta búsqueda conduce a un hallazgo aparentemente fluido y fácil -pero que en realidad encubre una concienzuda y meticulosa elaboración- de la manera de caminar con los pies desnudos sobre ese filo barbero.

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El 'Tirano Banderas' de García Sánchez, recibido con disparidad de opiniones

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Una película más que notable, por tanto: seria, solvente, despojada de todo lo accidental, casi fría de puro ascética. No emociona, no conmueve, pero mueve, y en este sentido es tan breclhiana como valleinclaniana. Es la representación a pelo del mundo cerrado de un tirano y de su prosaísmo salvaje y específicamente nuestro, que Volonté asume con un aparato gestual escueto y casi guiñolesco, que condensa con extraordinaria concisión rasgos de diferentes dictadores, como el venezolano Gómez, el español Primo de Rivera y el dominicano Trujillo, entre otras sombras de otras gentuzas de esta ralea, que el gran actor italiano absorbe como una esponja y nos arroja después a los ojos.

Es dificil dar más con menos. La película no hace concesiones ni a galerías fáciles ni a exquisiteces cinéfilas. Busca la mirada frontal del hombre común y la encuentra, para poner frente a ella la atmósfera viciada del poder, posiblemente de todo poder y de todo cuanto rodea a todo poder.

Por tanto, además de una notable película, Tirano Banderas es una notable lección de ética, de moral ejercida en la construcción y el encadenamiento de unas imágenes que no buscan otra belleza que la de la verdad, aunque ésta sepa a un puñetazo en el bajo vientre.

La película desconcierta en ocasiones. No es fácil entrar en sus subentendidos. En este sentido, la autoexigencia de cuantos han intervenido en su elaboración sobrepasa lo común. Su trabajo es con frecuencia áspero y siempre situado en un nivel de autoexigencia infrecuente. Nadie busca la tentación de lucimiento: todos sirven a todos y a lo único que les importa: la recuperación para el cine del genio de ValleInclán.

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