Poesía fílmica
Las relaciones entre cine y literatutra y entre cine y teatro tienen una larga tradición, han dado lugar a muchísimas películas y en algunos casos de gran calidad. Sin embargo, las relaciones entre cine y poesía son muchísimo menores, casi insignificantes.Sin tener para nada en cuenta las dificultades de la empresa que emprendía, el argentino Elíseo Subiela se ha lanzado a realizarla; no sólo a hacer una película poética, sino a rodar una película donde los actores, en vez de hablar, recitan poesías de Benedetti, Gelman y Girondo, a conseguir imágenes poéticas; a construir un homenaje: visual a Mario Benedetti, y puede decirse que ha conseguido plenamente sus objetivos.
El lado oscuro del corazón narra las relaciones entre Oliverio, un poeta con gabardina que vive en Buenos Aires y de vez en cuando vende sus ideas a una agencia de publicidad, y Ana, una prostituta que vende en Montevideo, trabaja en un cabaré y todas las noches alquila su cuerpo a algún hombre.
El lado oscuro del corazón
Dirección y guión: Eliseo Subiela. Fotografía: Hugo Colace. Música: Osvaldo Montes. Argentina-Canadá, 1992. Intérpretes: Darío Grandinetti, Sandra Ballestero, Nacha Guevara, Jean Pierre Reguerraz, André Melangori. Estreno en Madrid: Palacio de la Prensa, Roxy A, Vergara, Vaguada, Renoir.
Eliseo Subiela tiene la gran habilidad, como guionista y realizador, de que esta historia, en principio imposible, funcione y además muy bien. Teniendo en cuenta que estos amores entre un poeta y una puta alrededor del río de la Plata también incluyen la constante presencia de la muerte como personaje, una vaca que habla como si fuese la madre del protagonista, el constante recitar de poesías y la mismísima presencia de Mario Benedetti.
El lado oscuro del corazón logra que escenas rodadas a cámara lenta, confortados cambios de luces, atiborradas de música, llenas de fantasía y poesía, tengan una gran fuerza, sean lo que necesita el momento, lo apropiado para el conjunto, exactamente lo planeado. Eliseo Subiela, que con esta película se sitúa automáticamente no sólo entre los mejores cineastas de su país, sino entre los grandes del cine latinoamericano, ha sabido dar una habilísima estructura concéntrica, donde una y otra vez la misma situación se repite con mínimas y profundas variantes, para contar su tradicional pero ambiciosa historia y llenarla de poesía y conseguir una auténtica película poética.
Emplazada dentro de la larga tradición del melodrama porteño, El lado oscuro del corazón logra emocionar con su historia de amores poéticos más fuertes que la vida, que se desarrolla entre Buenos Aires y Montevideo. A ello colaboran con fuerza la brillante fotografía de Hugo Colace y la abundante y apropiadísima música de Osvaldo Montes. Sin olvidar el eficaz trabajo del un tanto inexpresivo Darío Grandinetti, como el poeta Oliverio, y la atractiva Sandra Ballestero, como la prostituta Ana.
Babelia
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