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Entrevista:

"Sin De Klerk no puede haber cambio pacífico en Suráfrica

La estatura mítica de Mandela permanece intacta para la mayor parte de los negros surafricanos El Congreso Nacional Africano (ANC) ganará las elecciones democráticas previstas para el año que viene. Su secreto reside en que proyecta un poder y una autoridad innatos que van más allá de la vanidad y la arrogancia. No es un orador ni un demagogo pero los discursos son su medio de comunicación preferido, aunque en casi todas las ocasiones sus palabras se pierden entre las aclamaciones de la multitud."Mandela no es capaz de controlar a los jóvenes enfurecidos", aseguran los editorialistas en una frase ya acuñada. Pero el dirigente del ANC rechaza de plano esta consideración: "El paro supera el 40% en nuestro país. La delincuencia se dispara. Muchos de nuestros jóvenes no van a la escuela, se quedan en las calles, no tienen empleo. Esta situación ha generado mucho rencor, especialmente en las ciudades. Es una situación que entendemos plenamente en el seno del ANC. Pero lo importante es la respuesta de los jóvenes cuando les explicas los peligros de su conducta. Siempre han atendido y meditado, y yo creo que eso debería ser considerado significativo".

¿Qué decir del ambiente contrario a la reanudación de las negociaciones con el Gobierno que prevalece desde el asesinato del dirigente comunista Chris Han¡? "Yo digo a la gente que entiendo su cólera, y, particularmente, a mí no me gusta el Partido Nacional. Pero cuando se está construyendo una nueva Suráfrica hay que estar dispuesto a trabajar con gente que a uno no le gusta, hay que trabajar con De Klerk para traer a la luz esa nueva Suráfrica".

Pero ¿realmente no le gusta De Klerk? "Aunque sea ¡legítimo o esté desacreditado, De Klerk dirige el Gobierno de hecho. No puede haber un cambio pacífico en el país si De Klerk no está involucrado".

La mayor crítica que Mandela dirige contra el actual presidente es que ha sido incapaz de frenar lo que llama "la tercera fuerza". "Miembros de las fuerzas de seguridad, del espionaje militar, una organización encubierta que trabaja soterrada". Mandela cree que son ellos los que, al dictado de la extrema derecha, han asesinado a Chris Han¡ y los que están detrás de un sinnúmero de crímenes políticos en los últimos años. "Ellos quieren empujar a este país hacia una sangrienta guerra civil. Nuestra tarea es evitarlo y asegurar la convocatoria de elecciones democráticas."

De Klerk teme, dice Mandela, que su Gabinete se descomponga y pierda el apoyo del Partido Conservador. Para el líder del ANC, tal perspectiva pertenece al pasado y demuestra que el presidente surafricano todavía no ha asumido la amplia perspectiva a la que dice aspirar. Todavía piensa como un afrikáner. "Está caduco, porque todavía cree que puede unificar a los afrikáner y no quiere pasar a la historia como el hombre que los dividió"

La imaginación popular ha sido seducida por el principio fundamental del ANC, el no al racialismo. ¿Cómo se explica? "Esto se remonta a muy atrás", dice Mandela, "a antes incluso del establecimiento del ANC. Los blancos que llegaron aquí fueron bien recibidos. Me inclino a creer la aseveración de que el pueblo africano es cariñoso y bien dispuesto por naturaleza. Hay algo innato en los africanos que les permite expresar sus convicciones sin encono, luchar por lo que consideran correcto sin rencor. El mensaje del Congreso Nacional Africano no ha hecho más que consolidar esa pauta histórica".

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