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Carlo Azeglio Ciampi acepta el desafío de formar en Italia un Gobierno sin consultar a los partidos

PERU EGURBIDE Carlo Azeglio Ciampi, un economista de 73 años y una carrera asociada al Banco de Italia, el instituto emisor que preside desde el año 1979, aceptó ayer el desafío de formar un Gabinete sin consultar su composición, como ha sido habitual en la historia reciente de su país, con las secretarías de los partidos políticos. Esta decisión extrema fue adoptada ayer por el presidente, de la República, Oscar Luigi Scalfaro, a fin de vencer los problemas que el Partido Democrático de la Uzquierda (PDS, ex comunista) plantea a la resolución parlamentaria de la crisis abierta tras la dimisión, el pasado jueves, del socialista Giuliano Amato. Se prevé que el nuevo Gobierno de Ciampi merezca la confianza en el Parlamento de la exigua mayoría de los cuatro partidos que integraban el Gabinete anterior más, quizá, los republicanos o los radicales.

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Objetivos a medio plazo, no provisionales

La actitud del PDS, que cada vez más refleja una voluntad no declarada de provocar la convocatoria inmediata de elecciones generales, fue el dato definitivo que, en la mañana de ayer, cerró el paso a otro economista más próximo a la izquierda, llamado Romano Prodi, y abrió camino a la candidatura de Ciampi.Prodi, otro técnico que estuvo siempre próximo al líder de la izquierda democristiana, Ciriaco, De Mita, que fue presidente del Istituto per la Ricostruzione Industriale (IRI) y de la Associazione Bancaria Italiana (ABI), era el candidato favorito del presidente de la República el pasado domingo, cuando Oscar Luigi Scalfaro consultó, sucesivamente, a los tres mayores partidos italianos, el Partido Socialista (PSI), la Democracia Cristiana (DC), y el PDS.

La idea de Scalfaro era que Prodi, por ser el exponente de una ortodoxia económica que no evita la crítica sistemática del comportamiento de los grandes grupos empresariales italianos, y un nombre sugerido por la izquierda con ocasión de anteriores crisis, habría podido lograr del PDS concesiones en materia de política social que habrían permitido la formación del llamado Gobierno institucional, capaz de recibir el apoyo simultáneo de ex comunistas y democristianos.

Pero el PDS, que, a diferencia de los democristianos, quiere un Gobierno a plazo breve y que probablemente se resiste también a asumir responsabilidades ejecutivas que puedan dañar su imagen ante unas próximas elecciones, no hizo ni el mínimo necesario como para que Prodi se considerara disponible a aceptar un eventual encargo de Scalfaro. Sólo entonces, en la mañana de ayer, cuando la posibilidad del Gobierno institucional había caído en el vacío, Scalfaro decidió jugar la baza de Ciampi.

Resulta razonable que esta opción haya estado influida por la actual presencia en Italia de los técnicos de la agencia internacional de valoración de créditos Moody's, que pronto emitirán un nuevo veredicto sobre un país cuya clasificación han rebajado dos veces en los últimos 24 meses. De hecho la lira subió ayer tras conocerse el nombramiento de Carlo Azeglio Ciampi.

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Apoyo de Fiat

El nombre de Ciampi, nacido en Livorno como el escultor Amadeo Modigliani, técnico como Romano Prodi, pero considerado un monetarista puro, a diferencia de aquél y una figura mucho más asociada, por ejemplo, al presidente de Fiat, Giovanni Agnelli -que ayer mismo apoyó la candidatura de Ciampi- no es, en cambio, una carta para abrir juego con el Partido Democrático de la Izquierda.

De ahí que el nuevo primer ministro anunciara ayer que no negociará su Gobierno con los partidos y que hoy o mañana presentará a Scalfaro la lista de sus ministros. De acuerdo con la Constitución, el Gobierno jurará a continuación, tras lo cual Ciampi deberá pedir la confianza del Parlamento. Según las primeras reacciones recogidas ayer, el nuevo Gabinete no tendrá más apoyos que los de los cuatro partidos que apoyaban al anterior Gobierno de Amato (democristianos, socialistas, socialdemócratas y liberales), más el de los republicanos. No es seguro que, en esas condiciones, el nuevo Ejecutivo, tenga la solidez suficiente como para aguantar los ataques de la oposición.

Tanto la Liga Norte como el PDS dudan de que se pueda introducir una reforma electoral acorde con sus planteamientos en los tiempos breves que convendrían a sus intereses electorales, contrarios a los de una DC y un PSI que deberán autoreformarse profundamente antes de volver a presentarse ante los electores.

Los intentos del Ciampi por gobernar podrían naufragar fácilmente en estas tensiones. Si fracasara, Scalfaro tendría que volver a considerar eventuales candidatos como el líder referendario Mario Segni, o el aún presidente en funciones, Giuliano Amato.

Luego, sólo quedaría el recurso inmediato a los urnas, y la amenaza de que Italia tenga que elegir el Senado con el sistema mayoritario y la Cámara de diputados con el sistema proporcional de siempre que rechazaron el pasado día 18 los electores.

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