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Los académicos de países del Este tienen que "mendigar" para mantener la actividad cultural

El congreso constituirá un consejo europeo en defensa del patrimonio

Xosé Hermida

El desplome de los Estados. asistenciales comunistas está provocando grandes problemas de financiación para mantener las producciones culturales en los países del Este europeo, según se informó ayer en Santiago de Compostela durante el I Congreso de Academias Nacionales de Bellas Artes de Europa. "Tenemos que mendigar ayudas de bancos o de las grandes empresas que todavía no están en bancarrota" afirmó un miembro de la academia húngara. El congreso constituirá un consejo para actuar como interlocutor común ante las instituciones supranacionales del continente.

Bozilov y Alexander Gieysztor, presidente honorario de la Academia & Ciencias de Polonia, abrieron ayer el congreso con un informe sobre la situación cultural en los antiguos países comunistas. Durante el coloquio posterior, representantes de otras naciones del Este europeo abundaron en las dificultades que supone mantener la actividad cultural cuando se han suprimido las ayudas estatales.También el responsable del patrimonio del consejo de Europa, José María Ballester, mostró su preocupación por el "vacío" que sufren las políticas culturales en los países ex comunistas. "El Estado desempeñaba hasta ahora un papel muy importante. Eso ya ha desaparecido, pero a su vez no se han generado los mecanismos que existen en otros países", señaló Ballester.

Mucho más gráfico fue un representante de la academia húngara: "En mi país, desde hace muchos años, se podía publicar todo lo que no fuese declaradamente anticomunista. Por ejemplo, se publicaba Baudelaire y el Estado lo financiaba. Ahora hay poco dinero para la buena literatura. Faltan posibilidades de mecenazgo y eso que antes había 30 editoriales y ahora tenemos 1.000. Hay que ir mendigando por bancos y grandes enipresas". No obstante, el académico húngaro dejó bien claro que no añora el régimen comunista, y prefiere la situación actual pese a las dificultades: "La libertad total de expresión vale la pena".

En términos parecidos, se expresó el polaco Gieysztor, quien señaló que aunque los Gobiernos poscomunistas mantienen el interés por la cultura, "lo hacen platónicamente, por así decirlo". Gieysztor justificó esta situación por la grave crisis económica y, de hecho, abogó por "la retirada del Estado de la política cultural". "La restauración de la vida artística es algo que debe aceptar riesgos", concluyó. Sin embargo, el húngaro Bozilov insistió en que "el Gobierno tiene que subvencionar la producción de libros".

Otro de los problemas abordados en el coloquio fue el futuro del patrimonio monumental si finalmente se cumplen todos los planes para devolver a sus antiguos propietarios edificios nacionalizados durante la época comunista. Muchos de esos edificios albergan en la actualidad museos, galerías o sedes de instituciones académicas. Sobre este asunto, Gieysnor señaló que en Polonia han retrocedido Ias propuestas más liberales, ya que existe una creciente oposición contra ellas". El Parlamento de Varsovia está debatiendo un proyecto que va a preservar "los intereses de la comunidad". Gíeysztor explicó que ya se están aplicando fórmulas mixtas, como la creación de fundaciones que llevan los nombres de las familias expropiadas en su día, pero se nutren íntegramente con presupuestos estatales.

Defensa del patrimonio

Las academias nacionales de Bellas Artes de 24 países europeos, que ayer iniciaron su primer congreso en Santiago de Compostela, constituirán un consejo para actuar como interlocutor común ante las instituciones supranacionales del continente. Este organismo pretende cumplir las mismas funciones que las academias nacionales, dentro de un contexto político en el que las fronteras se van difuminando: defensa del patrimonio histórico y estímulo a la creación artística.

Carlos Romero de Lecea, académico coordinador del congreso, explicó ayer que tras los cambios políticos ocurridos en Europa en los últimos cuatro años'se aprecia un "vacío" por la ausencia de una institución de ámbito continental equiparable a las academias de Bellas Artes nacionales.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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