_
_
_
_
_

El novelista de la transición

No es aventurado pensar que José Antonio Gabriel y Galán pasará a la historia de nuestra reciente literatura como el novelista de la transición. Ha distado de ser el único de nuestros narradores de hoy que ha convertido en fábula el acontecer español de los últimos quince o veinte años. Pero sí ha sido Gabriel y Galán quien ha acometido con más ambición de totalidad la novelización de este periodo en su obra Muchos años después, publicada en 1991. Era la quinta de sus obras narrativas. La primera, Punto de referencia, había visto la luz en 1970. Después siguieron, en 1981, La memoria cautiva y A salto de mata, títulos todos de innegable solidez, que en cierto sentido prepararon el camino para El bobo ilustrado, de 1986, la novela con la que Gabriel y Galán dejó sentir ya por entero su peso específico en nuestro panorama narrativo.En El bobo ilustrado se rememora un episodio de la historia española: la breve estancia del rey José Bonaparte en Madrid en el verano de 1808. En este aspecto la obra tiene mucho de episodio nacional. galdosiano. Y algo de homenaje ideológico a Galdós en el distanciamiento liberal con que se observa el nacionalismo fatalmente reaccionario del pueblo madrileño. Pero Gabriel y Galán va más lejos en esto que don Benito al trazarla perpleja, dubitativa figura de Pedro de Vergara, un periodista culto, que contempla el curso de los acontecimientos sin decidirse a tomar partido por los bandos en liza (afrancesados y patriotas), de donde le sobreviene la consideración de "bobo ilustrado", aunque finalmente la propia fuerza de los hechos lo obliga a comprometerse de modo trágico y fatalmente contradictorio. El texto plantea con rigor el drama del intelectual en tiempos ingratos y es además una mirada desencantada sobre la historia de España.

Más información
Muere Gabriel y Galán en su cénit creativo

Un sólido puente enlaza, pues, El bobo ilustrado con Muchos años después: la materia española. Sólo que la dialéctica de liberales y absolutistas del comienzo de la guerra de la Independencia, se traslada aquí al difícil tránsito de la dictadura franquista a la democracia. La inmediatez de los acontecimientos determina un peso menor de lo histórico y un mayor relieve de la circunstancia personal, existencial.

Muchos años después cuenta la historia de dos amigos de la infancia que vuelven a encontrarse, pasado el tiempo, en el París de los sesenta, embarcado el uno, Julián, en la ardua aventura de la creación literaria en el exilio y comprometido el otro, Silverio, en las actividades de las células comunistas españolas en Francia, y que posteriormente viven en Madrid el derrumbamiento del régimen autoritario y el advenimiento de la democracia. Pero el paisaje político representa sólo el telón de fondo: la novela es, por encima de eso, una fábula sobre la acción destructora del tiempo. En sus cerca de quinientas páginas, el relato presenta primero la fe en los ideales y después su derrumbamiento.

Gabriel y Galán, que fue además un poeta sugestivo, tenía ante sí un brillante porvenir como narrador. Pero deberemos conformamos con lo que su hado le permitió escribir. Es claro que con su desaparición la narrativa española pierde a una de sus figuras más dotadas.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_