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El Festival de San Sebastián acentúa este año su compromiso con el cine independiente

La figura legendaria del cineasta John Casavettes será el estandarte del certamen donostiarra

La película de Pedro Olea, El maestro de esgrima, inaugurará mañana, fuera de concurso, la sección oficial del certamen que será clausurado el próximo día 26, con la presentación de la última obra de Roman Polanski, Bitter Moon.Joseph Mankiewicz, galardonado por el 400 aniversario del festival; Zhang Yimou, realizador chino ganador del León de Oro en Venecia con La historia de Qiu Ju; Lauren Bacall, Premio Donostia de este año; Ray Liotta, Marisa Berenson, Samantha Eggar y Dyan Cañnon, son algunas de las estrellas que han confirmado su asistencia. No es éste el caso de la protagonista de Instinto básico, Sharon Stone, cuya presencia se descartó ayer definitivamente.

El reencuentro en San Sebastián de los supervivientes del "clan Cassavetes" simboliza el propósito de este festival de relanzar su compromiso con el cine independiente, con el cine "rabiosamente humano", en palabras de Rudi Barnet. Esa foto de familia, excepcional, probablemente irrepetible, es la tarjeta de presentación de un festival que el próximo día 17, fecha de la inauguración, cumplirá 40 años.

Rudi Barnet asegura que la calidad de la sección oficial de este año es superior a la del pasado y que la subida del listón explica, por sí mismo, el hecho de que sólo una película española, La reina anónima, de Gonzalo Suárez, haya sido seleccionada para competir por la Concha de Oro. "No queremos un festival contemporizador", dice. "Es la primera vez en 10 años que contamos con películas de los cinco continentes, 49 países, y esto implica una selección más dura".

Al contrario que en años anteriores, los premios -100.000 ecus la Concha de Oro; 150.000 ecus el de Nuevos Realizadores y 50.000 el de Documentales de Creación- van dirigidos no sólo al director, para permitirle rodar otra obra, sino también al productor, para conseguir que las películas sean distribuidas. Rudi Barnet opina que el criterio que el director de Venecia, Gillo Pontecorvo, aplica a su festival -"Defendemos la cultura, esto no es un mercado"-, es un "típico. error intelectual de temor al comercio: no convertiremos a San Sebastián en un museo de cine, la producción independiente es mayoritaria en el mundo", dice. "Sólo en Europa, en 1991, se crearon 2.500 películas. El problema no es la producción, sino la distribución, de la misma manera", añade, "que el enfrentamiento no es Europa-América, sino producción independiente-grandes productoras".

De ahí la abultada presencia norteamericana a lo largo de las distintas secciones, y el hecho de que la totalidad de las cintas preseleccionadas por el festival -casi medio millar- constituyan este año el muestrario de Azoka, el mercado del filme. "Es una cuestión de coherencia -, apunta Barnet. "Nuestro compromiso con el cine independiente nos exige facilitar una salida a películas que, de otro modo, contarían con escasísimas posibilidades de ser vistas fuera de sus fronteras".

Cine de autor

Bamet admite que hay algo de verdad, en el comentario malicioso de que esta vocación por la cinematografía independiente está forzada por las circunstancias. "Es cierto que éste es un hueco mal cubierto por los otros grandes festivales y que nosotros somos los únicos que no hemos optado, decididamente, por el cine de autor".

"Para mí", dice Barnet, "el glamour es menos importante que cumplir con la misión de todo festival de permitir que las ideas y los sentimientos expresados en una' obra lleguen a sus destinatarios". La creación de una sección para los nuevos realizadores, Opera Prima, es uno de los cambios introducidos en una estructura diseñada años atrás por Diego Galán. El actual director considera que la formación de esta nueva sección es coyuntural y que está motivada por la cantidad de primeras películas seleccionadas: "Podíamos haber hecho un festival sólo con las óperas primas. Las hay de gran, calidad y la japonesa La leyenda del icono, la italiana El jardin de las cerezas y la alemana El paisaje perdido han sido incluidas en la sección oficial".

Barnet justifica la continuidad de la sección dedicada a los documentales de nueva creación, que obtuvo un sonoro fracaso de público y de crítica en la pasada edición, por la importancia de este género en Europa. "En España este tipo de cine es muy poco conocido y, de hecho, tenemos muchas dificultades para encontrar obras de este género, pero", apunta, "hay que insistir, porque no podemos olvidar que en Europa hay 10.000 productores de documentales. El Festival de Valladolid cuenta con esa sección, aunque el tipo de películas es distinta. "Yo", añade Barnet, "estoy dispuesto a ofrecer esas películas a Valladolid si lo desean. Lo que me interesa es que la sección exista". Barnet cree que un festival de cine, "y San Sebastián es uno de los cuatro o cinco más importantes del mundo", tiene sentido "en esta época cínica y confusa, donde el éxito comercial pasa por talento y la mercantilización del sexo por amor", sí permite reivindicar a través de los filmes, "la necesidad de autenticidad, belleza y ternura".

Una selección muy estricta

La sección oficial, a concurso, de esta 40ª edición del festival de San Sebastián está compuesta por la película argentina, Un lugar en el mundo, obra de Adolfo Aristarain, cineasta que ha trabajado en la industria española durante algún tiempo; la producción francesa Tito i Ya, dirigida por Goran Markovic; Moscou Parada, una producción rusofrancesa dirigida por Ivan Dykhovichvy; las películas norteamericanas Inside Monkey Zetterland, dirigida por Jefery Levy, y Single White Female, obra de Barbet Schroeder. También concursa la ópera prima italiana, El giardino dei Ciliegi, obra de Antonello Aglioti, además de otra ópera prima: la producción ruso-japonesa The legend of the icon, dirigida por Rodoh Seji.Altman y Mankiewicz

La lista de películas a competición se completa con la húngara Goldberg Variacik dirigida por Ferenc Grünwalsky; la alemana Verlorene Landschaft, dirigida por Andreas Kleiener; la polaca ZwoInieni Z Zycia, dirigida por Waldemar Krzystek; la austriaca Der Nachbar, obra de Goz Spielman; las mexicanas La tarea prohibida, de Jaime Humberto Hermosillo y El patrullero, de Alex Cox. Finalmente concursará también película la británica The favour, the Watch and the Very Big Fish, de Ben Lewin.

Como puede observarse se trata de una selección en la que abundan los nombres de directores desconocidos o poco conocidos. De ahí el carácter estricto del concurso, sobre el que no caben predicciones, ya que no hay apenas referencias acerca de los estilos y las calidades de muchos de los cineastas concursantes. De ahí que pueda ocurrir lo mejor y lo peor y que el factor sorpresa se convierta en uno de los alicientes del festival. Parece por ello una apuesta con riesgo por parte del equipo seleccionador de los filmes.

Se exhibirán también dentro de la sección oficial, pero fuera de concurso y en la gran pantalla del teatro Victoria Eugenia, The player, última obra del estadounidense, patriarca de los cineastas independientes de su país, Robert Altman, que ya obtuvo un sonoro triunfo en el último festival de Cannes. También se exhibirá la gran película clásica francesa Les enfants du Paradis, obra magna de Marcel Carné, en una copia recién restaurada. También se proyectará, fuera de concurso, Unlawful entry del estadounidense Jonathan Kaplan. Y, como homenage al legendario cineasta Joseph L. Mankiewicz, Suddenly last summer, (De repente, el último verano).

El jurado internacional, encargado de discernir los premios, estará integrado por el cineasta canadiense Roch Demers, el escritor uruguayo Eduardo Galeano, el griego Serif Goren, el actor y director ruso Nikita Miljalkov y la actriz española Assumpta Serna.

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