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Salman Rushdie rompe su silencio y lanza una ofensiva política contra Irán

El escritor británico de origen indio Salman Rushdie, condenado a muerte el 14 de febrero de 1089 por el imán Jomeini a causa de su libro Los versos satánicos, rompió ayer tres años de silencio para lanzar una ofensiva política contra Irán. "Espero poder reunir el apoyo más amplio posible de los gobiernos occidentales para condenar las amenazas de Irán no sólo contra mí, sino contra todas las personas a las que amenaza el terrorismo de Estado iraní", dijo el escritor ayer en Copenhague.La aparición de Rushdie se realizó en una conferencia de prensa que el escritor dió en la capital danesa. En un principio, esta comparecencia de Rushdie estaba convocada en el Parlamento, pero fué trasladada en el último momento a un barco anclado en el estrecho de Oeresund. Según Rushdie, la ruptura de su silencio se debe a la liberación en el Líbano de los dos últimos rehenes occidentales, de nacionalidad alemana. "No podía hablar libremente por temor de empeorar su situación", dijo, "dada la estrecha relación de los secuestradores con Irán".

Salman Rushdie, que pidió a los gobiernos occidentales que adoptasen un papel más activo para defender su caso, eligió Dinamarca para revelar los detalles de su acción, porque "la gente y los políticos de este país me han apoyado y han comprendido que era intolerable que un gobierno condene a muerte a un escritor por sus escritos".

Ciento once parlamentarios daneses firmaron el pasado 28 de febrero un escrito de protesta dirigido al Gobierno iraní, invitándole a suspender la condena a muerte que amenaza al escritor y que constituye "una violación flagrante de los derechos del hombre y de la libertad de expresión". Además, 14.272 lectores del periódico liberal Politiken enviaron una petición al Gobierno y al Parlamento danés, apelándoles a intervenir ante el gobierno de Teherán para exigir el levantamiento de esta condena.

"Mi condena a muerte", dijo Rushdie, "es un atentado a la cultura occidental y a la libertad de expresión por un país que observa las reglas de la Edad Media". Mientras, el diario suizo Journal de Geneve publicaba ayer una entrevista con Alí Akbar Velayati, ministro iraní de Asuntos Exteriores, que declaraba: 'La condena sigue en pie". Según Velayatí, "el respeto al Islam es la base del gobierno iraní y los derechos humanos, por lo que la fatua (decreto religioso) se mantiene". "En Irán", continuó el responsable de la diplomacia irani, que participó en Ginebra en la Conferencia de Desarme de la ONU, "este respeto es más importante que la libertad de expresión".

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