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El Cervantes a Ayala no fue para acallar "conciencias", según Solé Tura

"No nos llevemos a engaño, la concesión de un premio como el Cervantes no debe servir para tranquilizar conciencias, sino que tanto yo como el Gobierno que represento pensamos que los premios institucionales son el instrumento con el cual la sociedad devuelve lo que los escritores le ha aportado con sus obras". Con estas palabras, el ministro de Cultura, Jordi Solé Tura, inauguraba anoche el Io Encuentro de intelectuales españoles sobre la figura del último premio Cervantes, Francisco Ayala (Granada, 1906). Las jornadas, patrocinadas por la Fundación Cultural Mapfre Vida y la Dirección General del Libro y Bibliotecas, finalizarán el próximo miércoles.En las mesas redondas organizadas diversos escritores españoles entre los que se cuentan como Emilio Alarcos, Víctor García de la Concha o Miguel García Posada, debatirán la crítica literaria y la narrativa en la obra de Ayala, así como la vanguardia a la que perteneció, tema que fue objeto de la jornada del lunes.

En ella intervinieron José Carlos Mainer, Andrés Amorós, Francisco Nieva y el propio Ayala. Los encuentros preceden a la entrega del Premio Cervantes el próximo día 23 de abril por parte de los Reyes y a la exposiciónhomenaje a la obra del autor granadino que se inaugurará el día 22 en la Biblioteca Nacional. La muestra coincidirá con otra sobre la figura de Pedro Salinas con la que esta misma institución conmemorará el centenario del nacimiento del poeta.

'Recuerdos y olvidos'

la sesión de ayer, Solé Tura ensalzó la personalidad de Ayala y se declaró profundamente impresionado por la lectura de Recuerdos y olvidos, una serie de memorias que el autor inició en 1980. Mientras, Nieva se declaró fiel al espíritu de la vanguardia anterior a la guerra civil, que definió como la búsqueda de una innovación sufrida de la ruptura con la concepción renacentista tanto pictórica como literaria. Aseguró que la gente achacaba a los sucesivos movimientos renovadores del arte la escasez de obras maestras, "unas obras de arte que siempre han sido escasas y que surgen de cuando en cuando pero que ahora la gente intenta buscar en cualquier sitio".Por su parte Francisco Ayala, que a lo largo del coloquio dejó hablar a sus colegas, concluyó que dentro de la literatura "que es en cierto modo el arte más turbio e impuro, pues en ella no queda más remedio que mezclar el elemento intelectual que conlleva la palabra". Ayala, que siempre habló en singular y no aceptó la diferenciación que suele hacerse entre los distintos movimientos renovadores, insistió en que constituyen "una época histórica de la que no han salido obras fenomenales pero que, no cabe duda, cubren un tiempo, cumplen con una época y por eso no podemos decir que haya desaparecido un espiritu similar al que imperó antes de la guerra civil".

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