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Los 'palestinos de Madrid' recibidos como héroes en su tierra ocupada por Israel

Volvieron a su tierra ocupada como héroes y al amparo de diplomáticos de Estados Unidos y la Unión Soviética. Soldados israelíes les vieron pasar sonrientes, agitando las ramas de olivo y las flores que les habían entregado los centenares de hombres y mujeres de Jericó que se abalanzaron sobre los dos autobuses que venían de Ammán. Para la delegación palestina ante la Conferencia de Madrid, el triunfal regreso a Cisjordania, Gaza y Jerusalén oriental marcó ayer una nueva etapa en el largo camino hacia la paz en Oriente Próximo.

De hecho, la reacción israelí frente a las emociones de ayer fue más enérgica con los judíos. Horas antes de que la delegación palestina presidida por Faisal al Huseini cruzara el río Jordán, la policía israelí detuvo a tres ultraderechistas judíos que querían aproximarse a palestinos agrupados a un kilómetro del puente Allenby. Mientras eran empujados al interior de una furgoneta, azul, un joven de levita negra, subfusil Uzi y largos tirabuzones, levantó el puño y gritó: "Ma fish Falestín!" ("Palestina no existe!").Nadie le hizo caso, y no resultaba extraño: ayer las provocaciones cayeron sobre todo en el terreno del folclor. Incluso los fornidos paracaidistas israelíes que bloquearon el acceso a Jericó a árabes de otras ciudades y reforzaron la plaza local en previsión de disturbios ignoraron desafíos. Estaban impasibles ante la lluvia de ramas de olivo, claveles y buganvillas y el insulto ocasional que cayó durante horas sobre los jeeps y camiones militares. Más que miedo, en los rostros de los soldados había incredulidad: los mismos jóvenes que hasta hace poco les tiraban piedras se les abalanzaban con ramas de olivo al grito de "we want peace, we want peace!". Lo que menos faltaba ayer bajo las bellas palmeras de la ciudad bíblica de Jericó eran las flores, los eslóganes, fruta gratis, palomas blancas y, por supuesto, los equipos de televisión.

Desde las ventanas de los autobuses, los palestinos saludaban jubilosos a una multitud endomingada. Nadie levantó el puño en alto. Las corbatas discretas y los trajes oscuros añadieron un interesante toque a la nueva imagen que los palestinos ganaron en la capital española. Los palestinos de Madrid regresaban como diplomáticos, y para tranquilizar a los palestinos que ven sospechan del proceso, Huseini hizo una breve aparición con kufia, el símbolo del nacionalismo palestino.

Hanan Ashraui, la portavoz de la delegación, abrazó largamente a su marido, Emile, y besó a su hija Zeinab, de 10 años. La niña le entregó una rama de olivo. Por un momento, la elocuente portavoz palestina se había quedado sencillamente sin habla.

Más tarde, ante una multitud apiñada en un teatro de Jerusalén oriental, Ashraui resumió la experiencia de los últimos días: "Estoy conmovida, absolutamente conmovida". "Después de Madrid entramos en una nueva fase", dijo. "Debemos acabar con la ocupación y comenzar a vernos como seres humanos con iguales derechos". En Ammán, Ashraui había declarado que el equipo palestino había adquirido un status diplomático y que los patrocinadores del proceso de Madrid les han garantizado que a los negociadores palestinos "no se les reimpondrán los rigores de la ocupación".

El Gobierno israelí se encargó de aconsejarles que no se hagan demasiadas ilusiones. Yossi Ahímeir, jefe del Gabinete del primer ministro Isaac Shamir, dijo que los palestinos deben mantener un perfil más bajo y "comportarse con más humildad y menos arrogancia" hasta que se solucione el problema de los palestinos. Algo que, recordó Ahimeir, puede tardar años.

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Huseini trabaja a marchas forzadas en las negociaciones bilaterales que EE UU quiere poner en marcha a final de mes. Todavía no hay sede, pero se habla cada vez con más insistencia de Washington o Williamsburg (en EE UU) y Ottawa (Canadá).

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