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LA CONFERENCIA DE MADRID

Bush advierte que no le compete imponer la paz

Antonio Caño

La suerte de la conferencia de Madrid está en manos de los protagonistas del conflicto, y no en las de Estados Unidos, dijo ayer el presidente George Bush durante una conferencia de prensa. Eludiendo parte de su responsabilidad en el desarrollo de las negociaciones de paz, el presidente norteamericano aseguró que su Gobierno no tratará de imponer una solución, y que serán las partes implicadas las que tendrán que superar sus diferencias y buscar un acuerdo. Bush, sin embargo, dedicó sólo una breve parte de sus respuestas a la línea de actuación de la delegación norteamericana en Madrid.

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Las principales preocupaciones de Bush en estos momentos tienen más bien que ver con la política interior de Estados Unidos, especialmente la situación económica del país, que no logra reactivar su crecimiento.Por lo que se refiere a la conferencia, George Bush dijo que Estados Unidos no se lavará las manos una vez que sea inaugurada -podernos comprometernos y, nos comprometeremos como un participante activo en la búsqueda de la paz"-, pero advirtió que no le corresponde a la delegación norteamericana encontrar la fórmula para llegar a una solución.

"Estados Unidos no puede hacer la paz en Oriente Próximo, sólo las partes implicadas pueden hacerlo. Los pueblos de esa región tienen todavía enormes diferencias que superar. Sentarse juntos es el principio del entendimiento, pero para ello es necesario paciencia y determinación", dijo Bush.

El presidente norteamericano no quiso responder a una pregunta sobre si la presencia en Madrid del primer ministro israelí, Isaac Shamir, considerado como más duro que su ministro de Asuntos Exteriores David Levy, perjudicaría las posibilidades de acuerdo.

Bush precisó que EE UU no tiene por qué explicar ahora su política sobre Oriente Próximo 11 porque no es la política norteamericana lo que va a ser analizado en la conferencia". 'Tara lo que hemos reunido esta conferencia", añadió, "es para juntar a todos con el fin de que solucionen sus viejas disputas. Nuestra política es bien conocida, pero no quiero decir nada que pueda complicar el proceso".Presión norteamericana

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La mayoría de los observadores coinciden en que ha sido la presión de Estados Unidos sobre árabes e israelíes, y solamente eso, lo que ha permitido que esta conferencia pueda celebrarse, y temen ahora que las conversaciones fracasen en el momento en que los representantes norteamericanos salgan de la sala de reuniones. El Gobierno norteamericano estudia la posibilidad de nombrar algún tipo de representación permanente en la conferencia para evitar precisamente ese riesgo.Bush confirmó durante la conferencia de prensa celebrada en la Casa Blanca que se reunirá en Madrid con el rey Juan Carlos y con el presidente del Gobierno español, Felipe González. Está previsto que el próximo martes por la noche se celebre una cena en el palacio de la Zarzuela a la que asistirán el Rey, González y los presidentes soviético y norteamericano.El presidente Bush anunció también que en Madrid conversará con el presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, con el primer ministro de Israel Isaac Shamir y "con otros presidentes de delegaciones". Bush saldrá de Washington en la noche del lunes y tiene previsto llegar a Madrid antes del mediodía del martes para inaugurar personalmente la conferencia de paz un día después.Sobre su encuentro con Gorbachov, Bush señaló que el tema más importante de la reunión será la propia Conferencia de Paz, pero conrirmó que ambos tratarían también otros asuntos bilaterales, como el desarme y la ayuda económica a la URSS.Bush adelantó, sin embargo, que no lleva a la capital española ninguna respuesta específica a la oferta de desarme presentada por Gorbachov el pasado 5 de octubre, que a su vez fue respuesta a la iniciativa de Bush del 27 de septiembre, "Estoy listo para hablar de todo lo que él quiera", manifestó Bush, "pero no quiero dejar la impresión de que vamoscon un programa de cuatro puntos o de seis puntos en respuesta a su positiva respuesta a nuestra iniciativa".Bush reconoció por otra parte que la economía norteamericana padece un cierto estancamiento y que Estados Unidos "necesita estimular el crecimiento". Se pronunció en favor de una reducción de los impuestos, pero a condición que no contribuya a agravar el déficit presupuestario. La Casa Blanca y el Congreso han llegado a un acuerdo que prevé su reducción progresiva, y Bush recordó que cualquier medida de reactivación debe tener en cuenta este acuerdo.

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