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El ejército multinacional seguirá atacando a Irak

Juan Jesús Aznárez

"¡La guerra ha terminado! ¡La guerra ha terminado!". Todos declaraban su emoción y su alegría por una retirada que daban por segura e incondicional. La decepción llegó 20 minutos después, con las exigencias de Bagdad. La campaña contra Irak continuará, y no se aceptarán precondiciones, según el mando del ejército multinacional. Mientras, el portaaviones America entraba ayer en aguas del Golfo y la aviación continuaba bombardeando las defensas íraquíes en Kuwait mientras los kuwaitíes se abrazaban en el exilio de Dahran.

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"¡La guerra ha terminado!"

El anuncio efectuado por Bagdad produjo una fuerte impresíón en los campamentos militares del frente antiraquí, pese a que algunos soldados tardaron en conocer la noticia, y coincidió con nuevas consideraciones sobre la inminencia de una ofensiva terrestre sobre Kuwait. El- portaaviones America abandonó el mar Rojo y navega en el Golfo en dirección a las costas del emirato para apoyar el desembarco anfibio que complementará el definitivo asalto -sobre Kuwait si éste llega a producirse. La emisión de Radio Bagdad no interrumpió las operaciones bélicas ni el sistemático bombardeo de las plataformas móviles de Scud, los refugios de la Guardia Republicana y sus vías de comunicación y suministro.Varlas escuadrillas lanzaron por primera vez bombas que explisionan sobre los campos minados y activan los detonadores de las trampas que esperan las divisiones designadas para avanzar sobre Kuwalt. El objetivo colateral del empleo de esta munición es abrir el camino a quienes estén pensando en desertar y entregarse a las fuerzas de la coalición militar.

"Es la primera noticia positiva que llega de Bagdad", decía ayer el sargento estadounidense John Philippi, uno de los centinelas del hotel Internacional de Dabran, sede de parte de la oficialidad del mando conjunte en la provincia oriental saud". "Pero, de todas formas, no rrie fío de Sadam Husein". El sargento sustituyó su habitual labor de jefe del grupo de controladores de salvoconductos por la de entrevistado. "Mi impresión personal es que el bombardeo continuará por una semana o dos más". Su compañero de aduana, con un asombroso parecido a Lee Marvin, pero en fornido estibador de muelle, se manifestaba en parecidos términos.

Las principales calles de Aljobar, próxima a la zona militar de Dal-iran, eran ayer transitadas por miles de emigrantes asiáticos en grupos. No se trataba de una manifestación de júbilo por un posible armisticio que asegura su estabilidad laboral y les evita la periódica carrera hacia el refugio, sino el preceptivo paseo del domingo, que aquí se efectúa el viernes, día festivo del islam. "Creo que algo tiene que ver Moscú en todo esto", consideró BedevIér Ayala, un filipino prudente que ahorra para la repatriación. El primer anuncio de Bagdad, que pareció prometer un rápido repliegue militar, provocó un revuelo en la oficina de información kuwaltí, adornada con pasquines y pegatinas con el eslogan Free Kuwait y fotografías de las heridas producidas a quienes se resistieron a la invasión de Kuwait.

Con la bandera nacional como bufanda, posando con el retrato del emir de fondo y la V de la victoria con el brazo levantado, los kuwaltíes recibíeron entusiasmados las primeras informaciones. "Estamos muy contentos de que Irak vaya a retirarse de Kuwait y confiainos en que pronto volveremos a nuestro país y abrazaremos a nuestras familias viviendo todos en paz y alegría", declaraba Aly Gomar Alshati. El segundo parte de Bagdad enfríó el entusiasmo inicial y atemperó su ánimo. Naell Abah Rahman manifestaba que de todas formas "algo está cambiando en su mente [la de Sadam]. Ahora acepta salir de Kuwalt. Antes nunca habló de eso". Los mar¡nes y personal militar con una radio a mano siguieron atentamente la cronología de la declaración iraquí. "Hasta ahora las noticias son buenas", agregó el sargento Philippi horas antes de que su Gobierno rechazase la propuesta iraquí y comunicara que la fuerza aérea del ejército multinacional mantendrá su hostigamiento.

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