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El festival de Sitges ofrece tres muestras del cine fantástico francés reciente

Los designios de la organización han hecho que la programación de todo un día de proyecciones, el pasado domingo, convirtiese el festival de cine fantástico de Sitges en un escaparate de la producción francesa reciente. Un filme de pequeños episodios, Adrénaline; una simpática y descarnada parodia del más arrastrado subgénero del cine terrorífico, Baby blood, y un thriller urbano de difícil inclusión en el fantástico, Nikita, de Luc Besson, configuraron la selección. El día se saldó con la proyección del clásico mudo alemán Nosferatu, acompañado por un cuarteto en vivo.

Nikita, el último filme de uno de los realizadores más celebrados del cine francés reciente, Luc Besson, era una de las propuestas más esperadas en Sitges, aunque las informaciones que sobre ella se tenían hacían dudar sobre su estricta catalogación dentro de los límites del fantástico. Más allá de discusiones acerca de un tema que, como el de los géneros, ha dividido siempre a los especialistas, conviene decir que Nikita, proyectada en la sección informativa, es un espectacular ejercicio en e¡ vacío. En teoría, la película narra la vieja pugna entre el sentido de la responsabilidad y el fluir de los sentimientos, centrada en el caso extremo de una delincuente violenta, reinsertada por los miembros de una innominada organización estatal para cometer "crímenes de Estado".También centrada en las vicisitudes de una mujer, aunque en este caso violada por un monstruo de pulposo aspecto, la protagonista de Baby Blood de Alain Robak (a concurso), se ve obligada a llevar en sus entrañas a una criatura que, como el imposible bebé de Mira quién habla, tiene el prematuro don de la palabra. Lo que ocurre es que la criaturita tiene gustos especiales, como se puede sospechar, y obliga a su forzada -y esforzada- mamá a que le proporcione sangre fresca para ayudar a su nacimiento. Baby Blood es una parodia del subgénero con buenos momentos cómicos.

Alain Robak es también uno de los firmantes de los 13 sketchs de que se compone Adrénaline (informativa), un curioso intento de agrupar pequeños cortos unidos por la común voluntad del cultivo del fantástico.

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