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LA CRISIS DEL GOLFO

La pesadilla de la 'Stark'

Un caza iraquí destruyó en 1987 una fragata norteamericana similar a la española 'Santa María'

("Puede estar seguro de que el pesar que siente usted por la pérdida de sus hijos es, también, nuestro pesar... Todos los iraquíes, Y YO mismo, sentirnos una gran tristeza en momentos como éste. Porque nosotros hemos perdido muchos seres queridos en una guerra que nos golpea desde hace ya siete años, pero el Gobierno iraní todavía persiste... en rechazar nuestras llamadas y las de la comunidad internacional para el establecimiento de una justa y duradera paz".Mensaje del presidente Sadam Husein al presidente Reagan, 22 de mayo de 1987).

A última hora de la tarde del 17 de mayo de 1987, un Mirage F-1 iraquí fue observado desde un avión de reconocimiento Awacs saudí tripulado por norteamericanos, mientras volaba bajo y despacio a lo largo de la costa de Arabia Saudí.

Era casi noche cerrada cuando el Mirage se aproximó a Bahrein; repentiriamente viró en redondo, en dirección norte, y ascendió hasta 1.600 metros, justo sobre el Golfo. El Awacs informó de la presencia del avión. Los norteamericanos ya habían registrado ese día otros dos vuelos iraquíes, uno a las nueve de la mañana y otro al mediodía. También lo hizo la tripulación de la USS Stark, una fragata de 3.585 toneladas de la clase Oliver Hazard Perry que patrullaba en misión de rutina por el Golfo, en las rutas marítimas al sur de Irán. Todos estaban acostumbrados a los iraquíes; incluso cuando, en el Centro de Información de Combate (CIC), los hombres encargados del radar de la Stark informaron a los oficiales de que el sistema electrónico de las armas del avión estaba dirigido hacia el barco, se siguió considerando al avión como "amistoso". Irak, después de todo, luchaban contra el enemigo de EE UU, Irán. Irak era "amistoso". Eran las 22.40 horas.

El suboficial de Marina Michael O'Keef.- dormitaba en su litera. Más tarde recordaba así lo ocurrido: "Oí decir: alarma general, todos los hombres a sus puestos de combate". El marinero James Walker también escuchó la alarma: "Al principio no sabía de dónde venía. Oí algo que silbaba..." Pero un vigía de la Stark sí vio el misil iraquí antes de la explosión, deslizándose sobre las olas hacia la fragata, que navegaba entre la marejada, de costado; demasiado rápido, demásiado tarde para que la Stark se pudiera defender. Walker sólo tuvo tiempo de avisar al capitán Brindel por el teléfono interior. El capitán declaró que la llamada le concedió sólo dos segundos para reaccionar.

Los momentos sucesivos fueron una pesadilla colectiva que todavía hoy obsesiona a los oficiales navales de EE UU que dirigen el conjunto de buques de la Armada norteamericana en misión en el Golfo. Si ha existido un ensayo previo del combate naval y aéreo que está a punto de producirse en el Golfo, ése fue el que sufrió la Stark. Nadie que lea los informes de la travesía mortal de la Stark podrá imaginar los riesgos que encontrarán las naves en el Golfo sin sentir una angustia profunda. Es una historia de horror e ironía política que contiene una buena cantidad de lecciones dramáticas.

El misil Exocet alcanzó a la Stark por el costado de babor, penetró hasta los camarotes de la tripulación, situados debajo del puente, y detonó en una terrible explosión que quemó vivos a los jóvenes marineros que dormían allí. La onda expansiva del misil no se extendió horizontalmente por el buque; ascendió de forma vertical hasta la cámara de control electrónico, destruyendo el nervio central de la nave.

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Segundo misil

Parte de la Stark se convirtió en una caldera. Estimaciones posteriores establecieron que en algunas secciones del buque las temperaturas alcanzaron más de 600 grados centígrados. Cuando algunos tripulantes pensaban que la Stark cabotaría y se hundiría, un segundo Exocet tocó a la Stark. El radar no había detectado el recorrido del segundo misil. No llegó a explotar.La cubierta se deformó por el calor. Las computadoras del barco se derritieron. Los marineros sólo pudieron impedir que el barco zozobrara inundando el compartimento de carga de los misiles. Treinta y siete miembros de la tripulación habían muerto.

Tres horas después de la explosión, el Gobierno norteamericano calificaba todo como "un error". Los iraquíes no habían querido disparar a un barco norteamericano. El ataque fue "accidental". No había sido "un intento hostil". Ésta, por supuesto, fue la razón por la cual el capitán Brindel no había disparado contra el avión iraquí.

El capitán Brindel declaró después que el piloto iraquí había recibido dos advertencias desde la Stark, pero que aparentemente "no escucha a la fragata. El radar de la Stark, que había captado el avión, no detectó que ya había sido disparado un misil. Si el sistema antimisiles del barco hubiera estado en posición automática habría abierto fuego contra el misil, según confirmó después el capitán. Pero estaba en la posición manual, para evitar que disparara contra un blanco equivocado.

Escorándose fuertemente, con la bandera americana a media asta en el palo mayor, la fragata arribó a Bahrein todavía en llamas. El capitán Brindel declaró en conferencia de prensa que ignoraba si la pérdida de 37 hombres había sido culpa suya. "No conozco todos los hechos", dijo. "Siento dolor y mucha pena. No sé si es culpa mía, de un operario o un acto de Dios". Después lloró a mares en un funeral en honor de los muertos, celebrado en Bahrein.

El capitán Brindel fue relevado. Un tiempo después, iba a recibir una reprimenda oficial y la autorización para reicorporarse con el rango de comandante. Esa humillación no la sufrieron ni el presidente Reagan ni el vicepresidente George Bush ni la Administración norteamericana, cuyas órdenes habían propiciado el fracaso del capitán. "Nunca consideramos que los iraquíes fueran hostiles", declaró Reagan tres días después del ataque a la Stark. "Nunca antes se habían comportado de una forma hostil hacia nosotros. Las aguas del Golfo son internacionales. Ningún país de la zona tiene derecho a intentar apoderárselas. Y el villano en esta función es Irán...".

'Zona de guerra'

Cuando un equipo estadounidense de investigación visitó Bagdad, el secretario de Defensa de Reagan, Caspar Weinberger, solicitó que los iraquíes presentaran al piloto que disparó el fatal misil. Estos se negaron (los sirlos dijeron que había sido ejecutado) e insistieron en que la Stark se encontraba dentro de la "zona de guerra" iraní. Los americanos dijeron que estaba fuera. Pero acordaron el desacuerdo, en interés de la amistad americanairaquí. Weinberger no quería que la Unión Soviética y el "muy extremista" Gobierno islámico de Irán dominaran la región.La investigación oficial concluyó que la superestructura de la Stark había bloqueado los sensores y las armas antimisiles, y que el diseño del buque había limitado sus equipos de extinción. El informe, gran parte del cual es todavía secreto, incluía una recomendación a la Armada para que no diseñara nunca más un barco de guerra de la clase Oliver Hazard Perry como aquél.

Eso servirá de escaso consuelo a los oficiales navales estadounidenses que aguardan la guerra en el Golfo. Al menos dos fragatas norteamericanas de la misma clase que la Stark se encuentran ahora en aguas del Golfo. Una de ellas, la USS Reid, disparó el sábado pasado varios cañonazos de advertencia contra un petrolero iraquí.

Tampoco al capitán Brindel le ha debido gustar mucho; desde su retiro ha escrito que los sistemas electrónicos y los radares del barco "no funcionaron como se esperaba". La serie de normas que regulaba la puesta en combate, según ha declarado, era "deficiente y ambigua"; estas palabras seguramente resonarán en los oídos de los oficiales británicos y americanos que defienden ahora el bloqueo en el Golfo.

Las víctimas de la Stark, según anunció Ronald Reagan, "dieron sus vidas para evitar una guerra más amplia y un conflicto más abierto; para que miles, tal vez millones, de personas pudieran ahorrarse el sacrificio que estos hombres realizaron de tan buena gana".

Ahora es su sucesor el que se enfrenta a una guerra más amplia.

Copyright: The Independent.

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