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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Agua bendita

Del 'blues' al 'rock and roll'

B. B. King, Chuck Berry y Supercharge. Velódromo de Anoeta. San Sebastián. 23 de julio.

Éste era un recital al que se esperaba una asistencia masiva por anticipado. Aun así, se su peraron las más halagüeñas previsiones, y no sólo se llenó el velódromo hasta el borde de los peraltes, sino que muchos debieron quedarse fuera implorando desesperadamente cualquier alternativa que les permitiese entrar al recinto donostiarra para escuchar a Chuck Berry y B. B. King.En contraste con la decepción de los aledaños, en la sofocante atmósfera del interior del velódromo, el veterano Chuck Berry dio una fiesta completa de rock and roll, música poco dada a sutilezas que se basa en una fórmula tan simple como la del agua, pero que debe estar bendecida además por algún santo, porque sigue levantando pasiones casi místicas.

Antes de Berry ocupó brevemente el escenario el grupo Supercharge, integrado por buenos músicos de los que no hace falta dar detalles, porque el nombre resume su ideario. Podrían haber sido magníficos acompañantes del rey del rock, pero seguramente éste no hubiese aceptado corte tan descarada.

Apáticos principiantes

En cambio, salieron con él tres acompañantes, músicos apáticos y principiantes que desafinaron lo indecible para mayor realce y gloria de Berry, que, con los únicos apoyos de su guitarra y de su voz, fue desgranando en versión original, una tras otra, las canciones que todos los grandes grupos sin excepción han incluido en su repertorio durante más de tres décadas de tradición rocanrolera.

El guitarrista y cantante norteamericano de San Luis estuvo espléndido y comunicativo, y hasta aceptó peticiones del público, le dejó cantar casi entera Johnny B. Goode y, en la apoteosis final, hizo subir a seis parejas al escenario para bailar, lo que provocó el delirio entre los más jóvenes, que parecían dispuestos a romperse piernas y brazos alegremente con tal de ver al mito más de cerca.

Lo que estaba programado como un encuentro fraternal entre músicas negras, rock y blues acabó con un claro triunfador, y el otro rey anunciado, el que ostenta el cetro del blues B. B. King, aun cosechando un considerable éxito en la primera parte del recital, hubo de conformarse con un discreto segundo plano.

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