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El Congreso dirá en Estados Unidos la Última palabra sobre la obscenidad en el arte

La próxima semana se debate el futuro de las ayudas federales a la Fundación para las Artes

El Congreso norteamericano se dispone a debatir el futuro de la Fundación Nacional para las Artes (N EA) en medio de una de las más fuertes controversias sobre el futuro del organismo encargado de conceder las ayudas gubernamentales para la promoción del arte en Estados Unidos en sus 25 años de historia. En esta controversia ha entrado no sólo el arte considerado obsceno, sino hasta la música. Telón de fondo del debate es la frontera entre arte y obscenidad, que han aprovechado las minorías derechistas del Senado y de la Cámara de Representantes para arrimar el ascua a su sardina.

La fecha del comienzo del debate en el pleno de la Cámara de Representantes está fijada para el jueves, 19 y en él los diputados deberán pronunciarse sobre la financiación de la NEA con dinero federal durante los próximos cinco años con una partida para el próximo año fiscal de 175 millones de dólares (unos 17.500 millo es de pesetas), que dicho sea de pasada, suponen 18 millones menos de lo que gasta el Pentágono en mantener las tubas en las diversas bandas militares del país (con un coste de 193 millones de dólares).El debate no es nuevo y se viene reproduciendo como un Guadiana artístico-políticoconstitucional desde que el Congreso norteamericano aprobará en 1791 la primera enmienda a la Constitución que garantiza la libertad de expresión. Lo que ocurre es que 1990 es un año electoral clave con una renovación total en noviembre de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.

'Amenaza roja'

Privada de su enemigo tradicional por el derrumbamiento del comunismo en Europa oriental y las reformas en la Unión Soviética, la amenaza roja, el ala derecha del partido republicano, alentada por los grupos integristas religiosos, ha encontrado en el tema del arte y la obscenidad una nueva causa para emprender una nueva cruzada de moralización de la sociedad norteamericana. 0, como dice la revista Newsweek, "una tentación política difícil de resistir".

La única jurisprudencia existente en el conflicto es una decisión del tribunal supremo de 1973 en el caso conocido como Miller contra California, que consideraba que "cualquier obra que contiene un valor sustancial artístico, literario, político o científico" no podía considerarse como obscena.

El alto tribunal declaraba en la misma sentencia que para que una acusación de obscenidad pudiera ser considerada por un tribunal de justicia debería establecer que "una persona normal, aplicando los niveles aceptados por la comunidad, encontraba la obra en cuestión, considerada en su totalidad, como incitadora de lascividad".

La difusa definición del Supremo tia hecho que, hasta hace muy poco, ningún tribunal inferior dictase una sentencia sobre obscenidad. La situación ha cambiado desde el mes pasado con dos casos que han acaparado la atención nacional: en Cincinnati, un juez ha ordenado la comparecencia del director del museo local de arte moderno, Dennis.Barrie, en un juicio por obscenidad por exponer las obras homoeróticas del fotógrafo Robert Mapplethorpe, y en Florida otro magistrado ha declarado obscenos los discos del grupo de rap, 2 Live Crew. La controversia se inició el pasado año después de que la Asociación de la Familia Americana (AFA) denunciara que una exposición en el Museo de Bellas Artes de Virginia, financiada con 15.000 dólares de laNEA (cerca de millón y medio de pesetas), incluía una conflictiva fotografla del artista Andrés Serrano, que mostraba un crucifijo dentro de un recipiente lleno de orina. La polémica nacional intimidó a la Corcoran Gallery de Washington, que canceló una muestra de fotograflias de Mapplethorpe dedicadas a mostrar gráficas escenas de amor entre homosexuales.

El Congreso se hizo eco de la polémica y, gracias a los esfuerzos de los paladines del integrismo en el Senado, Jesse Helins, y en la Cámara, Dana Rohrabahacer, las cámaras introdujeron una enmienda en el presupuesto de la NEA, que condicionaba la concesión de ayudas artísticas al contenido de la obra en cuestión. La tesis del senador Helins, el republicano más conservador del Senado' era que el dinero del contribuyente no podía dedicarse a llsubsidiar la porquería de un seudoarte". Argumento que fue contestado irónicamente por el demócrata Major Oweris proponiendo "entrar a saco en la Biblia y prohibir el Canto de Salomón".

Las organizaciones como la AFA, que intentó sin éxito cargarse el año pasado la proyección en Estados Unidos de la película de Scorsese La última tentación de Cristo, y la Coalición Cristiana del predicador Pat Robertson han inundado a los congresistas con miles de cartas y telegramas pidiendo en la práctica una censura sobre las ayudas federales que concede la Fundación para las Artes.

El consenso general es que las cosas quedarán más o menos como están.

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