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Un aristócrata se convierte en máximo asesor del presidente checoslovaco

El príncipe Karl von Schwarzenberg, de 53 años, sucesor de una de las familias latifundistas más poderosas de la Checoslovaquia de antaño y que perdió todas sus propiedades en 1948, es ahora el nuevo consejero personal del presidente checoslovaco, Vaclav Havel, y asume además el cargo de canciller de la jefatura del Estado con 400 nuevos funcionarios bajo sus órdenes.Ambos son viejos amigos de aquella época en la cual el dramaturgo Havel pasaba más tiem po en la cárcel que en libertad Schwarzenberg, en cuanto presidente de la Federación Internacional de Helsinki para Derechos Humanos, denunciaba en Occidente los malos tratos a que era sometido el disidente. Vaclav Havel justificó la decisión de nombrar canciller de la Presidencia a Schwarzenberg, católico practicante, diciendo que el príncipe es "un verdadero patriota y al mismo tiempo un trotamundos, un hombre que conoce mejor que nadie la historia de su país y es un verdadero europeo" Schwarzenberg nació en Praga, vive en Viena y tiene pasaporte suizo. Una mezcla que define su cosmopolitismo. La nueva cancillería al servicio de Havel, que otorgará a la presidencia un mayor poder, repartirá a sus 400 funcionarios entre Praga y Bra tislava para dar auge a la región de Eslovaquia.

En el castillo de Hrad, en Praga, donde ha comenzado a instalarse Schwarzenberg y el nuevo equipo de trabajo, contrastan las espectaculares fachadas exteriores, maravillas arquitectónicas del imperio de los Habsburgo con los pobres interiores heredados de la era comunista, donde predominan los cuadros del realismo socialista, sillones de cuero-plástico amarillo y alfombras rojas gastadas por el tiempo. Hasta Praga han llegado también varias empresas norteamericanas para instalar un moderno sistema de ordenadores y de comunicación para la cancillería presidencial. Karl von Schwarzenberg confiesa con humor que su defecto en la cadera es consecuencia genética de las uniones "repetidas" entre parientes aristócratas.

Sus antepasados, que en los mejores tiempos fueron dueños de 640.000 hectáreas en Checoslovaquia, tuvieron entre sus miembros fieles servidores a la dinastía de los Habsburgo (cardenales, arzobispos y generales que pelearon contra Napoleón). El príncipe posee grandes bosques en Austria y tiene uno de los más elegantes hoteles de Viena, el Palais Schwarzenberg, donde fueron sorprendidos y fotografiados hace dos años Marta Chávarri y Alberto Cortina.

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