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FIESTAS DE SAN ISIDRO

Un apunte de toreo

Flores / Parada, Alcalde, ViñaToros de Samuel Flores, con trapío, de escasa bravura, tres manejables y tres dificultosos. José Luis Parada: media estocada baja (silencio); dos pinchazos y descabello (pitos). Paco Alcalde media (oreja); pinchazo bajo 3, estocada corta descaradamente baja (silencio). Rafi de la Viña: estocada corta baja (ovación y salida al tercio); estocada corta perpendicular caída (ovación y salida al tercio).

Plaza de Las Ventas, 15 de mayo. Lleno de "no hay billetes".

JOAQUÍN VIDAL

Alcalde trazó en su primer toro un apunte del toreo, lo cual se anota en el libro de fastos de Las Ventas, tomo correspondiente a la temporada que se vive, edición en imprenta. Fue un apunte del toreo bueno, y, por eso se anotó, pues del otro hay material para dar y tirar (mejor para tirar) y si se guardara, harían falta las estanterías de la Biblioteca Nacional que, por cierto, no están para bultos.

Tampoco se quiere decir que Alcalde interpretara del toreo su quintaesencia, ni que lo trazara bueno siempre, pues su meritada faena tuvo altibajos, alguna rectificación, cierto desarme, en consonancia con el temperamento del toro, que no era cualquier cosa. Pero sí se insiste en que hubo apuntes del toreo tal cual dictan los cánones de la tauromaquia y debiera ser siempre.

Hay quien cree que torear según los cánones es poner la pierna en posición de pisar una colilla, y aquí te espero galán, como si el toreo fuera cuestión de posturas. Eso dicen los antitaurinos viscerales y los ingleses despistados: que el toreo es un bigardo en actitud cañí; y además, panderetas acompañando taconeos, y vengan palmas por bulerías, y ¡ole!, y ¡tira! y ¡arsa.Más quisieran, claro, porque entonces cuadrarían sus conocidos argumentos de que el toreo es una ridiculez, y los cánones arbitraria invención, y el arte, engendro, y la fiesta, una coartada para hacer el burro.

El toreo no tiene nada que ver con eso, obviamente, porque, para empezar, es el dominio del toro con arte, y requiere pararlotemplarlo-mandarlo, de manera que el torero gana terreno al ejecutar la suerte, y cuando la remata lo gana otra vez, para ligar el pase siguiente. Los taurinos profesionales dicen que no, que es al revés, que al remate. de la suerte hay que perder un paso. La diferencia del toreo clásico y el pegapasismo contemporáneo está precisamente ahí: en el terreno que se gana y en el que se pierde. La pierna que el buen torero adelanta y el mal torero escamotea es la consecuencia lógica de ese ejercicio, el signo externo de la suerte, ejecutada según los cánones o enviando esos cánones a freir espárragos.

Naturalmente, ganar terreno, cargar la suerte, ligar pases es peligrosísimo, y lo otro también, claro -todo lo que se le haga a un toro supone gran riesgo pero bastante menos.En la corrida de ayer hubo significativas muestras de ambas formas de torear. Paco Alcalde en algunos pasajes de su primera faena a un toro muy encastado, cargaba la suerte -en otros se limitaba a abrir el compás- y, por añadidura, ligaba los muletazos; Rafi de la Viña renunciaba a ganar terreno, escondía la pierna contraria, citaba, medio de espaldas con el pico de su muletaza.

Habría sido interesante que José Luis Parada se decidiera a torear también según los cañones, pues sabe hacerlo y tuvo toro para ello. Depende, claro de que le de por ahí, pues a veces se apunta al toreo moderno. Sin embargo no se apuntó ni a lo uno ni a lo otro: toreaba de costadillo a su manejable primer toro, sin arriesgar ni profundizar; y como el cuarto quedó agotado tras las varas, le porfió brevemente.

Rafi de la Viña perdió la ocasión de triunfar por hacerle al tercer toro una faena evidentemente voluntariosa, pero con las ventajillas antes mencionadas, y estuvo muy valiente en el sexto pues siendo un toro incierto, puso mucho coraje para obligarle a que tomara el engaño.

El quinto era un pregonao y Paco Alcalde le trasteó por bajo a la antigua, que es otra forma de torear, perfectamente lícita en estas circunstancias, y bonita, si se hace bien. Es decir que, dentro de la atonía general del festejo, hubo sus detalles y sus cosas, y quien se tomó la molestia de fijarse, entretuvo bien la tarde. Por ejemplo la afición, que es muy mirona y le saca punta a todo.

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