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Nuevo jefe de Estado Mayor en Argentina con la misión de unificar el Ejército

JOSÉ COMAS, El general de Caballería Isidoro Cáceres, de 54 años, ha sido designado para el comprometido cargo de jefe del Estado Mayor del Ejército argentino (JEME), en el que deberá afrontar la tarea de unificar las diferentes líneas y cerrar el conflicto pendiente con las rebeliones de los militares carapintadas coronel Mohamed Alí Seineldín y teniente coronel Aldo Rico. Al mismo tiempo, el presidente Carlos Menem mantiene con declaraciones confusas la incertidumbre sobre un posible indulto o amnistía para los militares condenados o implicados en delitos durante la dictadura.

Tras la toma de posesión de los altos cargos del ministerio de Defensa, que dirige Italo Lúder, se publicaron los nombres de la nueva cúpula militar. El vicealmirante Emilio Ossés, de 55 años, será el jefe del Estado Mayor conjunto de las Fuerzas Armadas. Cáceres ocupará la jefatura del Ejército. El contralmirante Jorge Ferrer, de 56 años mandará la Armada. Al frente de la Fuerza Aérea ha sido designado el brigadier general de brigada José Juliá, próximo a cumplir 55 años.De todos estos cargos el de más importancia política es el de Cáceres al frente del Ejército, porque las otras armas se han mantenido tranquilas en los últimos años. El ministro Lúder dijo, al dar a conocer los nombramientos, que tarea prioritaria de su gestión será "terminar con las divisiones internas del Ejército". Afirmó que "los militares ya no tienen espacio para disputas internas.

No está claro si el nombramiento de Cáceres contribuirá a cerrar la división. Cáceres es un militar polémico, sobre todo por su intervención en el acuerdo que puso fin a la asonada del pasado diciembre en Villa Martelli. Cuando hace casi un mes Seineldín denunció por vía epistolar la ruptura de los compromisos de Villa Martelli, Cáceres hizo unas duras declaraciones contra los amotinados y negó que se hubiese acordado un pacto. Esto motivó que Seineldín difundiese, sin intención de pedir, un tribunal de honor contra Cáceres.

Al margen de estas diferencias, Cáceres es un militar de origen humilde, de la provincia de Corrientes, y se distinguió en la campaña de las Malvinas por su trabajo en el Estado Mayor, donde parece que advirtió del desembarco británico, pero sus opiniones fueron desestimadas. Esto le valió elogios del mismo Seineldín. Después de Villa Martelli Cáceres pasó a mandar el Segundo Cuerpo del Ejército con sede en Rosario y estaba considerado un hombre fuerte con fama entre sus subordinados de "ir siempre al frente". La revista Gente escribió entonces que sus amigos le achacaban que "su total ausencia de sentido político le impedirá manejarse bien en este tembladeral". Le va a hacer falta muñeca política a Cáceres para solucionar el conflicto en el Ejército. De momento, Menem ya le ha pasado una pelota envenenada, cuando declaró ayer que la solución de la situación de Seineldín es un asunto interno de la fuerza.

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