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La constante reinvención urbana de Nueva York

El arquitecto Alan Plattus analiza en Barcelona la historia de la megápolis

La historia y el desarrollo urbanístico de Nueva York desde su fundación hasta la actualidad será el tema de dos conferencias, organizadas por el Institut d'Humanitats, que pronunciará hoy y mañana en Barcelona el arquitecto norteamericano Alan Plattus, profesor de la universidad de Yale y considerado uno de los principales expertos mundiales en historia del urbanismo. Para Plattus, "Nueva York ha ignorado hasta ahora su propia historia, porque estaba en constante reinvención, pero, en el futuro, la ciudad tendrá un sentido más fuerte de su pasado y sus constructores verán que reinterpretar la historia puede ser también un camino".

El arquitecto e historiador afirma que "el punto de inflexión entre la Nueva York del pasado y la ciudad que conocernos hoy con este nombre se produce hacia 1898, cuando se integran en una sola municipalidad los distritos que eran antes pueblos"."El siglo XX", continúa Plattus, "marca el inicio de una transformación realmente crucial, que no se da solamente en Nueva York, pero sí sucede allí por vez primera y además en un grado extremo; desde el inicio del siglo, Nueva York ya no es sólo el mayor centro productivo de Norteamérica, sino sobre todo un centro de gestión y de control. Cuando los Estados Unidos emergen, a partir de 1945, como un poder económico e imperial, Nueva York pasa a cumplir esa función de centro de control para el mundo entero".

Para Plattus, las causas del dinamismo urbano neoyorquino cabe hallarlas no sólo en los azares de la historia y la economía, sino también en el carácter cambiante de las fuerzas sociales que han impreso su carácter en el estilo de la ciudad. "Si al principio, Manhattan fue construido y urbanizado por las grandes familias de comerciantes e industriales y luego fueron las grandes corporaciones las que definieron su paisaje con los rascacielos, esto ha dado paso a una situación como la actual, en la que son los constructores y promotores inmobiliarios los que definen el desarrollo de la ciudad. La rapidez con la que la realidad económica se plasma en la estructura de la ciudad es alarmante".

Una ciudad extrema

Alan Plattus insiste en que "Nueva York o, si se quiere, Manhattan, no es una ciudad típica, sino un caso extremo; es un lugar tan polarizado socialmente que sólo permite vivir en él a los muy ricos, a los muy pobres (quienes, por otra parte, no pueden irse) y a las personas jóvenes, creativas, emprendedoras o ambiciosas que pueden soportarlo o permitírselo. Veo a Manhattan como un laboratorio social'.La polarización social neoyorquina tiene, para el arquitecto, causas más políticas que urbanísticas: "En los últimos diez años, los mecanismos sociales para corregir los desequilibrios se han desmontado y, a medida que eso sucedía, los efectos extremos del desarrollo capitalista han aparecido de nuevo y casi me atrevo a decir que eso es menos dramático en Nueva York que en otras ciudades norteamericanas, porque en Manhattan siempre ha habido gente durmiendo en la calle, pero en otros lugares eso no se conocía".

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