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Cultura prepara medidas para evitar el acaparamiento de abonos en conciertos

París, Londres y Roma sufren una situación similar a la española

La compra masiva de entradas o abonos para funciones de ópera o conciertos musicales ocurrida la semana pasada en Madrid —una sola persona adquirió el 70% de los abonos del Auditorio— podría producirse, en teoría, también en París, Londres o Roma, ya que en ninguna de estas ciudades existe una norma legal que impida el acaparamiento de localidades, aunque sí está prohibida la reventa. En España el Ministerio de Cultura se dispone a fijar el tope máximo de venta de cuatro entradas por persona, según ha dicho a Efe Juan Francisco Marco, subdirector general de Música.

En Francia, la indefensión de los aficionados a la música es similar a la que existe actualmente en España, informa José A. Sorolla. Fuentes del Ministerio de Cultura francés explicaron que no hay ninguna forma legal que impida que alguien, mientras disponga del dinero necesario, pueda comprar todas las entradas que desee.

En Francia no hay ninguna limitación para este tipo de supuestos, aunque las mismas fuentes consideraron improbable que alguien pueda hacerse con la mayoría del aforo, debido a que los abonos y las entradas se venden de muy diversas maneras: a grupos o colectivos culturales, por teléfono, con anticipación, etcétera. El número de entradas de venta directa al público varía según el tipo de espectáculo de que se trate y del lugar en el que se celebre. La reventa es ilegal en Francia, pero no se puede impedir legalmente la compra de gran número de localidades. Al igual que sucede en España con los grandes almacenes u otras empresas o instituciones, en Francia funciona también la venta de entradas de este tipo de manifestaciones culturales a través de organismos, como la cooperativa FNAC, por ejemplo, que adquieren paquetes de localidades mediante un contrato con los organizadores y luego las venden en sus establecimientos al mismo precio, sin ningún tipo de recargo. Los intermediarios reciben por su intervención en la venta de entradas una comisión de los promotores del espectáculo.

En Londres, informa Ricardo Martínez de Rituerto, también hay reventa, pero es más notable en los acontecimientos deportivos que en los culturales, y, tanto en unos como en otros, es una actividad ilegal, En Wimbledon hay la garantía de que los precios de las entradas van a multiplicarse varias veces, mientras que en la final de Copa de fútbol puede muy bien ocurrir que los revendedores tengan pérdidas de cientos de miles de pesetas, como les ocurrió este año a algunos.

Los británicos adquieren localidades para la Royal Opera House o los conciertos del South Bank Centre con meses de antelación, lo que, unido a que está muy extendida la práctica de comprarlas por correo, hace muy difícil la actividad del revendedor.

En el South Bank, por lo demás, no hay limitaciones a la compra en taquilla de las entradas que puedan restar, aunque para los grandes acontecimientos se limita la venta a 2ó4 localidades por persona. Tampoco se reserva un número de entradas para el último momento. "Si se vende todo con meses de antelación, vendido está", dice una fuente de este centro cultural, Un modo alternativo de conseguir localidades para un espectáculo que ha agotado el billetaje es recurrir a las agencias oficiales de venta, muy populares y extendidas en el centro de la capital británica. Es tas compañías compran unas veces las entradas o, en otras oportunidades, trabajan con localidades que les han reservado los teatros, y suelen cargar, por término general, entre un 20% y un 25% sobre el precio oficial de la localidad.

Situación grave En Roma, informa Juan Arias, el problema de los billetes para conciertos de música clásica y sinfónica es grave porque no existe un auditorio propio y capaz de responder a las exigencias de los aficionados.

Asistir a uno de dichos conciertos es prácticamente imposible, ya que el 90% de los puestos están ocupados por los suscriptores fijos al precio de 70.000 pesetas anuales y que se los pasan de padres a hijos.

Para obtener un billete suelto hay que estarse un día entero en la cola, sin seguridad de conseguirlo, o mover las in fluencias que cada cual tenga entre altos políticos o cardenales.

Por lo que se refiere al teatro, el problema es también grave porque también aquí existen pocos teatros y son muchas las suscripciones y cuando se trata de una obra importante quedan pocos puestos libres y hay que hacer también horas interminables de cola sin estar seguros de encontrar al final un billete.

Donde suele existir el fenómeno de la reventa es en los grandes conciertos de rock. En algunos casos los billetes se consiguen a través de algunos bancos o por correo.

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