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Crítica:'ROCK'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El cantor de 'rock'

Nada más salir Bryan Adams al escenario, el casi repleto Pabellón del Real Madrid estalló en un griterío y un agitar de banderas canadienses para saludar al cantante de Ontario. Fue sorprendente observar cómo un músico sin éxitos multitudinarios y poco conocido en España conectó desde el primer instante, demostrando que el rock es, ante todo, capacidad de comunicación. A sus 29 años, Bryan Adams tiene la voz y experiencia suficiente para ofrecer un concierto sin resquicios. Es un buen compositor de canciones que a veces se enmarcan en esa tierra de nadie donde confluyen y se mezclan el pop y el rock, estructuradas con profesionalidad, sentido comercial y con tremenda habilidad para alcanzar los crescendos en estribillos claros que fueron masivamente coreados por el público.

Bryan Adams

Bryan Adams (voz y guitarra), Keith Scott (guitarra y coros), Dave Taylor (bajo y coros), Mickey Curry (batería), Thomas Mandel (teclados y coros). Pabellón de Deportes del Real Madrid. Madrid, 15 de junio.

Fuerza en escena

Junto a las canciones, el otro pilar en el que se sustenta la música de Adams es su tremenda fuerza en escena. Dotado de una magnífica voz, expresiva y con capacidad interpretativa, puede sostener dos horas de concierto sin disminuir su entrega. Esta generosidad, este vaciarse con su música, es lo que motiva la conexión, porque los asistentes, predispuestos a recibir, fueron sensibles al desgaste y ofrecimiento de energía que desarrolló el canadiense.A lo largo de dos horas de concierto brillaron especialmente las canciones más entroncadas con el rock and roll, mientras sus baladas tienen excesivos puntos en común con un pop americano más blando y comercial. Ecos de John Cougar Mellencamp y Eagles, de rock urbano y sureño, se encuentran en sus composiciones, pero Adanis alcanza a mantener su personalidad y pudo aguantar bien el ritmo intenso de una actuación que, sin embargo, padeció una caída de tensión en su parte media, para recuperarse en su tramo final coincidiendo con la interpretación de sus temas más conocidos. El grupo de acompañamiento mostró su corrección, brillando especialmente el guitarrista Keith Scott, con buen sonido, fluidez y riesgo en las improvisaciones.

El concepto del espectáculo de Bryan Adams es acorde a su situación actual en el mundo de la música. No es un principiante ni tampoco una estrella consagrada, y esta posición intermedia le permite ofrecer un show sencillo pero muy completo. Sobrio, profesional, con luz y sonido muy cuidados y sin alcanzar lo espectacular, tiene la virtud de adecuar su oferta a sus posibilidades, permitiéndole dejar un margen de libertad e improvisación al concierto, que resulta mucho más ágil y abierto que los encorsetados planteamientos de otras figuras más importantes, autolimitadas por repetirse. Se agradece que no esté todo milimétricamente planificado, y esta posibilidad de escapar de esquemas preestablecidos es lo que proporciona frescura y alegría a un cantante que si bien no ofrece grandes novedades, mantiene vivo el espíritu sencillo de la música basada en el rock.

El público así pareció apreciarlo y se resistió a dejarle marchar. Bryan Adams no es de los que se hacen de rogar, repitió hasta que dejaron de pedirle canciones y, al final, se despidió con una balada acompañado de su guitarra, punto final de un buen concierto protagonizado por un magnífico cantante que todavía mantiene los pies en el suelo.

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