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41º FESTIVAL DE CANNES

Entusiasmó un filme británico sobre el 'apartheid'

Un mundo aparte, filme británico dirigido por Chris Menges y escrito por la surafricana Shawn Slovo, hija de Joe Slovo y Ruth First -ambos, dirigentes de raza blanca del movimiento antiapartheid-, provocó el entusiasmo del público acreditado en Cannes 88 y arrancó los primeros bravos oídos este año en la gran sala Lumiére, eje del festival. Es una excelente y habilísima película política, que se ha convertido de la noche a la mañana en una de las favoritas para el gran premio.

De características formales muy diferentes al filme Un mundo aparte y, pese a sus mayores pretensiones, de mucho menos alcance es la película Hannusen, del húngaro István Szabó.Un mundo aparte tiene un guión autobiográfico de Shawn Slovo, escrito a raíz del asesinato de su madre, en 1982, por la policía política de África del Sur. El padre de la guionista, Joe Slovo, líder de los comunistas surafricanos y único miembro de raza blanca del ANC de Nelson Mandela, estaba por entonces en el exilio, y en él sigue.

La película narra de manera muy sencilla y eficaz los acontecimientos familiares -exilio del padre y encarcelamientos de la madre- de los Slovo en el Johanesburgo de 1963, cuando Shawn tenía 13 años.

El filme describe minuciosamente la transformación interior de una adolescente desconcertada -que interpreta de manera conmovedora la jovencísima actriz londínense Jodhi May, de 12 años- en una mujer consciente de su dramática situación personal y de la tragedia que se desarrolla en su país.

Un mundo aparte es un filme intimista cuyas imágenes gravitan alrededor de la profunda mirada de Jodhi May. Es la visualización de una toma de conciencia. Cuenta su autora: "Una niña de 13 años puede plantear cuestiones que los adultos no se atreven a contestar. Mi padre, que ahora es considerado como enemigo público número uno en Africa del Sur, y mi madre no me informaban de nada de lo que estaba ocurriendo, por razones de seguridad. Pero, como todos los niños, yo quería ser el centro de su atención, y al mismo tiempo me sentía culpable de solicitar continuamente su cariño".

Cambios complicados

Todo cuanto ocurre en la pantalla ocurrió en la vida. El director del filme, Chris Menges (eminente fotógrafo, ganador de dos oscars por sus trabajos en Los gritos del silencio y La misión), hace aquí su primer trabajo de realización, en el que pone de manifiesto una madurez a prueba de grandes dificultades, ya que el guión tiene complicados cambios de ritmo, que Chris Menges sabe solucionar en todo momento con soltura de cineasta de gran valía, muy curtido en las dificiles leyes de su oficio."Un mundo aparte", dice Menges, "es, a mi juicio, la historia de una infancia perdida. La relación entre la madre y la hija es el centro del filme, y escribirlo le ha permitido a su autora establecer un diálogo póstumo con su madre, Ruth First, asesinada en 1982, y aceptar mejor su trágica muerte".

El filme ha sido producido por la Working Tide Films, de la que ha salido casi toda la obra de Stephen Frears y Neil Jordan, entre otros jóvenes cineastas británicos que están elevando el cine de su país a la cabeza del europeo.

Y en Un mundo aparte se percibe esta procedencia por el acabamiento de la producción, que ha sido llevada a cabo en escenarios naturales del vecino país de Zimbabue.

La 41º edición del festival de Cannes está de enhorabuena con este descubrimiento, aunque haya llegado en un día con su punto negro en la otra película a concurso, Hannusen, del húngaro István Szabó, todavía más pesada, pese a estar más hueca, que sus obras anteriores, Mephisto y Coronel Redl.

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