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EL VOLCÁN CENTROAMERICANO

El Salvador, panorama muy sombrío

Acusaciones de "ladrones" y "asesinos" entre democristianos y ultraderechistas

BOSCO ESTERUELAS ENVIADO ESPECIAL, Durante la campaña para las recientes elecciones legislativas y municipales del pasado 20 de marzo en El Salvador, la Prensa local aplicaba un pulsómetro de insultos que día a día se lanzaban recíprocamente los candidatos de la Democracia Cristiana (PDC) y de la ultraderechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), vencedora de los comicios. "Ladrones" los primeros, "asesinos" los segundos, fueron los calificativos más populares, aderezados siempre de una variada gama de epítetos menos publicables.

El limitado discurso de las dos mayores fuerzas políticas legales de este país centroamericano, señalan observadores consultados los pasados días en San Salvador, refleja en toda su crudeza la profundización de la crisis interna de un país de cinco millones de habitantes -otro millón vive en el exilio, fundamentalmente en Estados Unidos-, enfrenta dos por una guerra civil que en ocho años arroja un lastre de 70.000 víctimas mortales."El panorama es muy sombrío", es la frase que más se escucha en labios de políticos, obser vadores y diplomáticos entrevis tados. Y para agravarlo aún más Arena amenaza con utilizar otras vías si no se atiende la ¡ni pugnación presentada por un nuevo recuento electoral en tres de los 14 departamentos del país, que le ha hecho perder un dipu tado y, con él, la mayoría absolu ta en la Asamblea Legislativa.

Mayor polarización

De aquí a la celebración de las elecciones presidenciales, fijadas para marzo de 1989, este pequeño país de 20.000 kilómetros cuadrados, agobiado por una elevada densidad de población -son constantes los anuncios radiofénicos que incitan a la planificación familiar-, entrará en una fase muy inestable en la que la presumible mayor bipolarización de fuerzas entre, por un ladoja extrema derecha y una Democracia Cristiana hecha añicos tras el 20 de marzo y con graves divisiones internas y, por el otro, la guerrilla del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), puede despertar de nuevo la resurrección de los sables.

"Aquí el Ejército sigue teniend¿ el poder", afirma un diplomático europeo. "Estamos a las puertas de una crisis muy seria, porque los ánimos están muy tensos. Las Fuerzas Armadas están buscando el golpe", confiesa un dirigente democristiano que ruega no ser identificado. Algunos intelectuales del régimen no tienen incluso reparo en manifestar que la bota civilizadora debe poder orden.

Fuentes diplomáticas, así como políticos de izquierda, coinciden en señalar que la crisis democristiana es de tal calibre que es poco menos que imposible que, sea quien sea su candidato a la sucesión del presidente José Napoleón Duarte -Julio Adolfo Rey Prendes, Fidel Chávez Mena o Abraham Rodríguez-, pueda olerrotar al probable aspirante de Arena, Alfredo Cristiani, el hombre a quien el mayor Roberto D'Aubuisson -fundador del grupo y sospechoso de haber organizado los temidos Escuadrones de la Muerte que asesinaron, entre otros, al arzbispo óscar Amulfo Romero- ha lanzado para limpiar la mala imagen de la coalición y darle un rostro moderado y reformista. En ese proyecto entra también Armando Calderón Sol, nuevo alcalde de San Salvador tras 24 años de dominio democristiano, que derrotó ampliamente en las urnas a Alejandro Duarte, hijo del presidente de la República.

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"La derecha se ha fortalecido, se ha civilizado y ha adquirido más inteligencia, las fuerzas de izquierda no tienen aún la suficiente madurez política y les falta infraestructura organizativa para afrontar garantías del reto de 1989", declara Héctor Silva, dirigente del Movimiento Popular Social Cristiano (MPSC), uno de los dos grupos de la Convergencia Democrática del Frente Democrático Revolucionario (FDR) de Guillermo Ungo y Rubén Zamora, coalición que acaba hace unos días de ser oficialmente legalizada y aspira a ejercer la actividad política y a presentar un candidato en las presidenciales del año próximo.

El FDR ha sido considerado como el brazo político de la guerrilla y, aunque sus líderes no lo niegan -Ungo está todavía en el exilio de Panamá y Zamora circula por San Salvador con un chaleco antibalas-, quieren que el FMLN se acerque a sus posiciones, buscar un consenso nacional, y estiman equivocado el análisis guerrillero tras las elecciones pasadas.

"Arena puede convertirse perfectamente en el nuevo socio de Estados Unidos, después de que su agente democristiano ha quedado completamente desbancado. Su proyecto de economía liberal agrada más a Washington. Pero tendrán que guardar ciertos márgenes para hacer compatible su proyecto político con el de guerra de baja intensidad propugnado por la Administración de Reagan", opina Silva. Arena pretende detener la reforma agraria y reprivatizar el comercio exterior y la banca, revocando medidas que a Duarte le han enemistado con el empresariado.

De momento, quien está un tanto desarmado ante los resultados de los pasados comicios es el embajador norteamericano en San Salvador, Edwin Corr, muy preocupado por la crisis interna del partido de Duarte, a quien D'Abuisson califica de "títere de Estados Unidos", así como por el ascenso, superior a las previsiones, de la extrema derecha.

Uno de los testimonios que reflejan mejor el ambiente de pesimismo que respira el país es el de Humberto Centeno, secretario general del sindicato de telecomunicaciones y miembro del comité ejecutivo Unidad Nacional de Trabajadores Salvadoreños (UNTS), que cuenta desde su legalización en 1986 con 360.000 afiliados: "Las elecciones han servido para legitimar la corrupción del Gobierno, los Escuadrones de la Muerte y la represión laboral. Aquí van a intentar hacer un nuevo baño de sangre contra los trabajadores, pero con ello sólo favorecerán el crecimiento de la guerrilla".

Corrupción a la carta

"La corrupción es muy grande en toda Centroamérica, pero en El Salvador ha llegado a límites increíbles", afirma una fuente diplomática occidental al hacer un análisis sobre los resultados de las pasadas elecciones. "Ha habido como un clamor", dice el diplomático refiriéndose a la protesta popular por los numerosos escándalos en los que se han visto envueltos políticos de la Democracia Cristiana fundamentalmente, si bien alcanza a toda la clase política y de la que no quedan exentas las fuerzas armadas. El exagerado abuso de poder y la difusión de escándalos, probados o no, han contribuido sobremanera al fuerte retroceso democristiano en las urnas, según los observadores.Tal comportamiento ha llevado a algunos analistas a describir la Democracia Cristiana como una fuerza política dividida en dos corrientes: una, de abuso ilimitado, que aglutina el llamado grupo Argolla del ex ministro de Comunicaciones Julio Adolfo Rey Prendes, y otra, más moderada, que encabeza Fidel Chávez Mena, ex canciller y ex ministro de Planificación. Ambos aspiran a la presidencia de la República, se odian cristianamente, aunque no lo confiesen, y sus enfrentados criterios respecto a la organización interna del partido les hacen ser hoy por hoy políticamente incompatibles, y amenazan con provocar un cisma.

Chávez reconoce que los escándalos han dañado seriamente la imagen de la Democracia Cristiana. Según los observadores, Rey Prendes es un político pragmático, cuyo concepto del poder es muy simple: cualquier método es válido para conquistar. Algunos le acusan de haber comprado a dirigentes locales interesados en llenar sus propios bolsillos y ha logrado así controlar todos los resortes de la maquinaria democristiana.

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